La historia de la nueva santa sudanesa y ex esclava en una película

El director profundiza en el mensaje de Bakhita para nuestro tiempo

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ROMA, 16 oct (ZENIT.org).- El pasado 3 de octubre se presentó en el Ateneo Pontificio «Antonianum» de Roma el filme documental «Las dos maletas», basado en la figura de la nueva santa sudanesa, Josefina Bakhita, que conoció las cadenas de la esclavitud. La obra ha sido realizada por «Nova-T», casa de producción de cine y televisión de los Capuchinos en Turín.

A través del original cruce narrativo entre la historia de Bakhita y su hermano, que buscan un motivo para reanudar un diálogo interrumpido desde hace años, se hace un recorrido por la vida de esta africana, canonizada por Juan Pablo II el 1 de octubre (Cf. «Santa Bakhita, esclava sudanesa y símbolo de la auténtica emancipación»). Pasando de la condición de esclavitud y de marginación a la expresión de una gran espiritualidad, a través del compromiso social en un convento de las religiosas canosianas, la madre Bakhita representa, sobre todo hoy, un fuerte ejemplo de solidaridad y comprensión del «diferente».

En declaraciones a los micrófonos de «Radio Vaticano», el director del filme, Paolo Damosso, explica cómo puede transmitir el cine un mensaje de elevada espiritualidad y al mismo tiempo de humildad.

–En mi opinión, el cine es un instrumento extraordinario para transmitir mensajes de espiritualidad. Con este filme, ligado a la vida de Bakhita, no he querido contar su vida sino penetrar en el personaje narrando su ida cotidiana. Estoy convencido de que contando historias como la que hemos relatado en la película «Las dos maletas», el filme puede contribuir a acercarse a la dimensión espiritual. Algo que es válido para el cine en general. Lo importante es que las cosas se hagan bien, pues se da el prejuicio, según el cual, estos argumentos se tratan siempre de rebote en el mundo cinematográfico. Nuestra película quiere ser una pequeña contribución para tratar de hacer divulgativa, en un discurso fílmico, la figura de una santa. Nos auguramos haber hecho, en nuestra pequeñez, una operación positiva.

–El filme permite recorrer una vivencia de gran intensidad: ¿Puede comprender la sociedad de hoy el ejemplo de Bakhita?

–Hay mensajes claros de Bakhita: era una mujer, era africana, era una esclava. Sobre estas cosas seguramente debemos reflexionar. Pero hay otros aspectos importantísimos que no se refieren sólo al mundo africano: no es
sólo una santa de Africa. Estamos todos involucrados en esta historia, que también afecta a los inmigrantes: Bakhita es una africana que a principios del siglo veinte llega al norte de Italia, a Veneto, donde nadie había visto nunca a una persona de color. ¿Cómo reaccionó la gente al conocer a Bakhita? Esta muchacha ha convirtió en un punto de referencia. La película se convierte así en un ejemplo para reflexionar sobre nuestra relación con los inmigrantes, en especial, con los que proceden de países pobres o de culturas diferentes.

–Al igual que en tiempos de Bakhita, la mujer también sigue sufriendo hoy la discriminación, ¿qué nos dice hoy el ejemplo de esta «hermana universal», como la llama el Papa?

–Bakhita sufrió mucho, pero sobre todo perdonó a quien le hizo sufrir, a quien la azotó. Lo repetía con muchísima frecuencia. ¿Qué sentido tiene el sufrimiento hoy? Muchas veces se oye hablar de sufrimiento y muchas veces se oye repetir frases de personas que dicen: «¿Por qué en el mundo sólo hay lágrimas y sangre? ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Por qué Dios permite todo esto?». A través de la figura de Giorgio, el hermano de Bakhita, una figura lejana de la Iglesia que descubre el mundo del espíritu gracias a Bakhita, revivimos estas preguntas que todos se hacen. Bakhita había sabido dar una explicación a todo esto, a través de un discurso de espiritualidad. No conoció a Jesucristo hasta la edad adulta y cuando lo conoció encontró el sentido de sus sufrimientos. También este hombre, Giorgio, uno de los dos protagonistas de la historia, a través del manuscrito de Bakhita, encuentra un sentido.

–La gran lección, por tanto, está en el sentido del sufrimiento…

–En efecto, Yo invitaría a todas las personas que se preocupan por el sufrimiento de los más débiles que lean este manuscrito: son palabras que parecen aventureras, porque cuentan una historia como la famosa historia de «Raíces», pero esta vez es verdadera. Aquello era una novela, mientras que aquí se trata de una persona que describe sus torturas, sus sufrimientos, su rapto de la familia. Bakhita ha dado un sentido a este sufrimiento. Hoy hay muchas formas de sufrimiento. Pero ¿sabemos nosotros dar un sentido a estos sufrimientos? ¿Somos capaces de dar respuestas? Algunas veces estamos desilusionados pero Giorgio, en esta película esta desilusión cambia de vida, porque ha conocido y leído este manuscrito y se siente un poco «iluminado» por Bakhita.

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ZENIT Staff

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