«La historia no esta hecha para juzgar sino para comprender»

El historiador Andrea Riccardi opina sobre la posición de la Comisión judeo-católica

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ROMA, 26 oct (ZENIT.org).- «Me siento disgustado de ver estas reacciones por parte de los historiadores judíos de la Comisión querida por el cardenal Edward Cassidy, aunque esperaba un resultado no positivo poque no creo que los problemas históricos se resuelvan con una comisión paritaria». Este fue ayer el comentario en caliente del profesor Andrea Riccardi, profesor de Historia Contemporánea en la Tercera Universidad de Roma, nada más saber la noticia de las críticas publicadas por «Le Monde».

«Creo que el método diplomático bilateral no se debe aplicar a la investigación histórica –sigue Riccardi– sino que por el contrario se hace estudiando, profundizando, ampliando las fuentes, discutiendo, organizando un gran congreso entre estudiosos».

«Los once volúmenes “Actes et Documents du Saint Siège relatifs à la seconde
guerre mondiale” en los que se recogen todos los documentos del archivo relativos a las actividades de la Santa Sede durante la Segunda Guerra Mundial, han sido una importante adquisición por parte de la cultura historiográfica –indica Riccardi–. Yo mismo los he utilizado mucho y fue un gesto de valentía por parte de Pablo VI. Sabemos sin embargo que la historiografía ha tomado una orientación crítica partidaria. Conocemos la valoración crítica de algunos estudiosos judíos. Respeto el pluralismo de opiniones pero no se puede hacer sensacionalismo como ha hecho John Cornwell, y espero que no sea la postura de los colegas judíos. Hace falta estudiar pero con una postura más de historiadores. Nos encontramos en cambio, a nivel internacional, ante un debate historiográfico impostado de manera maniquea repecto a Pío XII. Considerado en vida como uno de los máximos intérpretes de las exigencias y de las aspiraciones de su época, el Papa Pacelli, sobre todo a partir de los años 60, ha sido objeto de ataques y polémicas que han puesto en discusión tanto su acción política como el valor de todo su magisterio espiritual».

–Poco se habla, por ejemplo, de cuánto agradecieron los judíos a Pío XII sus actuaciones de ayuda y de caridad.

–Recuerdo que el cardenal Traglia me dijo cómo los judíos a finales de la guerra querían ir ante el Papa parta darle las gracias. He publicado en 1976 el libro «La Iglesia de Roma durante la Resistencia» en el que cuento la hospitalidad eclesiástica durante la ocupación de Roma, que constituye uno de los aspectos más relevantes de la partcipación del mundo eclesiástico en los sucesos que vivió la población romana más golpeada por el conflicto. Fueron muchos los entes eclesiásticos romanos que ofrecieron en sus establecimientos esta acogida. Una historia recientemente confirmada también por Forcella que no era ciertamente católico.

–¿Cuál es su opinión sobre Pío XII?

–Creo que esta figura hay que investigarla, discutirla, profundizarla, pero la historia no es un tribunal ni un negociado diplomático. La historia de Pío XII no se hará con los fiscales ni con las defensas de oficio. Hay que trabajar sobre los documentos, profundizar en las fuentes. Es necesaria una pausa de reflexión para progresar en la investigación y en el estudio por parte de los historiadores. Si no, se corre el riesgo de cometer errores garrafales como los de John Cornwell, que ha transformado un simple informe en una prueba del antisemitismo de Pacelli. Como han demostrado también la profesora Fattori y Morozzo, los papeles hay que estudiarlos con cuidado, no se pueden hacer simplificaciones partidarias, aunque vivamos en un mundo de terribles simplificadores. Hace más de viente años que estudio los asuntos relativos a la Iglesia y a la segunda guerra mundial y puedo decir que sólo trabajando para profundizar los conocimientos, la historia será más historia cada vez más, porque la historia no está hecha para procesar sino para comprender.

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ZENIT Staff

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