La Iglesia alemana dará ayuda financiera a las madres encinta con problemas

Los consultorios católicos dejarán de dar el polémico certificado del aborto

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FULDA, 5 oct (ZENIT.org).- Durante la semana pasada se celebró en Fulda la asamblea plenaria de otoño de la Conferencia Episcopal Alemana. Entre otras cosas, se volvió a afrontar el espinoso problema de los centros católicos que ofrecen ayuda y consulta a las mujeres encinta que pretenden abortar.

El sábado 30 de septiembre, el presidente de este organismo, el obispo de Maguncia, Karl Lehmann, al presentar las conclusiones del encuentro, reveló: «Seguiremos ayudando a las mujeres en dificultad, respetando los deseos del Papa».

De este modo, los obispos quieren cerrar definitivamente uno de los problemas que más divisiones ha provocado en el seno de la Iglesia católica de este país en los últimos años.

El Estado –recordamos– para reconocer el servicio de los centros católicos de consultoría a mujeres encinta y para financiarlos exigía, según establece la ley, que emitieran un certificado para garantizar que había tenido lugar la entrevista. Ahora bien, ese certificado se convertía también en el requisito indispensable para que la mujer pudiera someterse a una intervención abortiva de manera despenalizada (el Alemania el aborto permanece ilegal, aunque bajo ciertas condiciones está despenalizado).

De este modo, incluso sin querer, los centros católicos estaban ofreciendo un documento que daba libre acceso al aborto, algo que causaba evidente confusión entre la gente. Se creó así una situación dificilísima para la Iglesia alemana, que coherente con su compromiso cristiano, no quería tampoco dejar de asistir a las mujeres encinta en dificultad.

Hace un año, Juan Pablo II, en respuesta a una consulta presentada por los mismos obispos alemanes, pidió que los centros católicos ofrecieran su consulta pero que no emitieran el certificado. La petición del Papa no fue fácil de aceptar para algunas asociaciones católicas que trabajan en este campo, pues esto suponía perder las subvenciones estatales y el aliciente que implica para las madres que quieren abortar el poder acceder al certificado en los centros católicos.

Ahora, tras un período de transición, los obispos han anunciado que para finales de año ya no se emitirán certificados que dan acceso al aborto. Pero esto no significa que la Iglesia renuncia a su deber de ayudar a las mujeres encinta. Por eso, ofrecerá una gama más amplia de servicios a las madres con problemas: van desde la ayuda financiera hasta la búsqueda de una casa.

En breve tiempo, los consultorios católicos lanzarán una gran campaña de publicidad en periódicos y en la televisión. Con ello, se busca convencer a las interesadas de que estos centros, aunque no emiten certificados, están desinteresadamente comprometidos en ofrecer ayuda.

En otro orden de cosas, los obispos, en la asamblea, criticaron la decisión del gobierno actual de centro-izquierda, liderado por Gerhard Schröder, que pretende ofrecer a las parejas homosexuales el mismo reconocimiento jurídico propio de los matrimonios.

Por último, causó particular interés entre la comunidad católica el llamamiento que en la asamblea lanzó el arzobispo de Munich, el cardenal Friedrich Wetter:
«Demasiados cristianos –dijo– se han alejado de la Iglesia y del Evangelio, incluso muchos católicos parece que consideran a Jesucristo como si fuera un maestro más de religión».

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ZENIT Staff

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