La Iglesia apoya la continuación del proceso de paz en Colombia

El Gobierno y las FARC aprueban un programa para alcanzar el alto al fuego

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LOS POZOS, 21 enero 2002 (ZENIT.org).- Representantes de la Iglesia católica han aplaudido el acuerdo logrado entre el Gobierno de Andrés Pastrana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que permite continuar con el proceso de Paz alcanzado este domingo.

Este domingo, el Alto Comisionado para la Paz, Camilo Gómez, anunció que el Gobierno de Andrés Pastrana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han alcanzado un acuerdo que permite continuar con el proceso de Paz y prorrogar la zona desmilitarizada de los rebeldes.

Por su parte, el presidente colombiano, Andrés Pastrana, anunció una prórroga de la zona de distensión (área desmilitarizada sede de los diálogos de Paz) hasta el próximo 10 de abril, tres días después de que se firme el acuerdo de alto el fuego, según el documento suscrito por el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El mandatario anunció también que, mientras se llega al alto el fuego definitivo, el Gobierno espera alcanzar acuerdos parciales que eliminen el secuestro, la extorsión, el reclutamiento de menores de edad y otros temas que perjudican directamente a la población civil.
Pastrana también celebró

A la reunión del domingo asistieron como facilitadores los diez embajadores de los «Países Amigos»; el enviado especial de la ONU, James Lemoyne, y el arzobispo Alberto Giraldo, presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana.

Monseñor Giraldo, anunció su respaldo al cronograma de trabajo, y agradeció a la comunidad internacional, a los países amigos del proceso y a la ONU, su valioso aporte para que se pudiera dar este acuerdo.

«El Papa dijo una vez: «Habrá paz sólo cuando todos entendamos que todos somos una gran familia». Esta experiencia de encuentro de la gran familia internacional aquí en el Caguán, ha sido un anuncio de necesidad de reconciliación de toda la familia colombiana», estimó, reafirmando el propósito de la Iglesia de acompañar el proceso y de buscar la paz en Colombia.

De no haberse logrado el compromiso, el Ejército colombiano habría entrado por la fuerza en un enclave de 42.000 kilómetros cuadrados (equivalente a dos veces el tamaño de El Salvador), controlado por la guerrilla. Se temía un baño de sangre.

Desde hace tres años tienen lugar intermitentes negociaciones de paz entre el Gobierno y las FARC con el objetivo de acabar con 38 años de una guerra interna que ha acabado con la vida de más de 40.000 personas en la última década.

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ZENIT Staff

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