ROMA, 25 abril 2002 (ZENIT.org).- Es «esencial oponerse» a las tendencias que querrían llevar a «olvidar o peor aún cortar las raíces con el pasado de la civilización europea», ha asegurado el X Simposio de los Obispos Europeos.
El encuentro, que lleva por tema «Jóvenes de Europa en el cambio. Taller de la fe», fue inaugurado este miércoles en Roma, en una eucaristía presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, quien confirmó el deseo de los creyentes de contribuir con la construcción de la nueva Europa unida.
Y en la homilía de la misa inaugural, el prefecto de la Congregación vaticana para los Obispos recordó con tristeza que en la convocación de la Convención europea, que en estos momentos busca sentar las bases institucionales de la Unión, «las comunidades de los creyentes no han sido explícitamente mencionadas».
El cardenal Re subrayó la posición de Juan Pablo II, que ya el 10 de enero pasado había advertido ante estos intentos de marginar a las religiones en este proceso de integración continental.
También hoy, insistió, «la unidad europea debe ir más allá de la lógica de una simple unión monetaria y económica: la moneda única es ciertamente un paso positivo, pero Europa tiene necesidad de un alma que inspire los esfuerzos políticos y económicos».
Por eso, los cristianos deben implicarse en este proceso a partir de los jóvenes «si queremos» que «tengan un sentido profundo de la propia identidad», constató el purpurado italiano.
«Si los campanarios y las catedrales, edificados en Europa a lo largo de los siglos acaban por servir sólo de imagen para las tarjetas postales –constató–, los jóvenes de este viejo continente, que durante siglos ha representado el fulcro de las experiencias culturales y políticas del mundo, verán su humanidad gravemente empobrecida».
Esta misma necesidad de volver a dar un alma al continente, en especial partiendo de los jóvenes, fue subrayada en sus saludos introductivos del Simposio por el presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), promotor de la iniciativa, monseñor Amédée Grab, y por el cardenal Camillo Ruini, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.
Por este motivo, en el encuentro episcopal, los jóvenes tienen la posibilidad de confrontarse directamente con los prelados. Una iniciativa significativa, pues «por desgracia», en muchas ocasiones, «el lenguaje de la Iglesia no es todavía el de los jóvenes», explicó en la rueda de prensa de presentación Ute Theisen, delegada juvenil de la Conferencia Episcopal de Alemania.
«Los obispos deberían pasar más tiempo con los jóvenes, porque la Iglesia debe comprender sus ideales y estilo de vida para estar más cerca de ellos», observó el vicepresidente del CCEE, el cardenal Cormac Murphy-O´Connor, arzobispo de Westminster.
En el Simposio participa una delegación del Consejo de las Iglesias Europeas, que reúne a la gran mayoría de las confesiones cristianas del viejo continente, con excepción de la Iglesia católica.
