La Iglesia Caldea, misionera entre mayorías islámicas e hindúes

Fundada, según la tradición, por el apóstol santo Tomás

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BAGDAD, 21 noviembre 2002 (ZENIT.org).- La Iglesia Patriarcal Católica Caldea se puede calificar de superviviente. Originada por la actividad evangelizadora del apóstol santo Tomás, ha conservado viva su fe en un entorno de mayoría islámica o hindú. Hoy, su nueva frontera evangelizadora está en las comunidades de la diáspora.

Como recuerda la Agencia Fides en un reciente informe, en el año 40, después de la muerte y Resurrección de Jesús, según la tradición, el apóstol Tomás partió de Jerusalén y evangelizó entre los años 42 y 49 a todas las poblaciones de Oriente Medio que habitaban los actuales territorios de Irán, Irak, Afganistán y Beluchistán.

El ardor misionero de Tomás no se detuvo ahí, y el primer misionero de Oriente se dirigió a la India para llevar el anuncio del Evangelio. Precisamente este fin de semana se celebró en la India el 1950º aniversario de la llegada de Santo Tomás apóstol a la nación.

De esta predicación del Apóstol nacieron la Iglesia Caldea y la Iglesia siro-malabar. Hoy, los cristianos desde Irak hasta la India se siguen definiendo «hijos de Santo Tomás».

La Iglesia Caldea, como otras Iglesias de Oriente, ha trabajado a nivel pastoral sobre todo para su propia supervivencia, resistiendo a la conquista islámica y conservando viva la luz de la fe en Cristo en los límites impuestos por un contexto de mayoría islámica (Irak, Irán, Oriente Medio) o hindú (la India).

Nacimiento de la Iglesia Caldea
Según la tradición, antes de proseguir su viaje a la India, Tomás dejó en Mesopotamia dos discípulos, Mar Addai y Mar Mari. De la predicación del apóstol y sus dos discípulos floreció una Iglesia que, del siglo I al IV se difundió con la aparición de comunidades y monasterios en todo el territorio oriental, desde la actual Siria hasta Irak e Irán.

Esta Iglesia –llamada Iglesia Asiria de Oriente– obtuvo la autonomía con los concilios de Seleucia en el año 410 y de Markbata en 424, con la posibilidad de elección del Patriarca con el derecho al título de «Catholicos».

A mediados del siglo XV, la Iglesia Asiria atravesó un momento de decadencia, se replegó sobre sí misma y afirmó una tradición de sucesión patriarcal hereditaria. Un grupo de obispos asirios rechazó esta situación e intentó recuperar la gran tradición monástica oriental: eligieron al monje Yuhannan Sulaka como su Patriarca y lo enviaron a Roma a pedir el reconocimiento con la Iglesia católica.

El Papa Julio III nombró a este enviado «Patriarca de los Caldeos» con el nombre de Simón VIII y le ordenó obispo en la Basílica de San Pedro el 9 de abril de 1553, fecha «oficial» de nacimiento de la Iglesia Caldea.

Al regresar a su tierra, el nuevo Patriarca encontró la oposición del Patriarca de la comunidad asiria. Simón VIII fue ajusticiado en el año 1555. Durante más de doscientos años se mantuvieron las tensiones entre las comunidades a favor o en contra del reconocimiento de la universalidad de la Iglesia de Roma.

La situación se estabilizó en 1830 cuando el Papa Pío VIII confirmó al Metropolita John Hormizdas como cabeza de todos los católicos Caldeos, con el título de «Patriarca de Babilonia de los Caldeos», con sede en Mossul, al norte de Irak. En 1950, la sede del Patriarcado se trasladó a Bagdad después de una fuerte migración de los católicos caldeos del norte hacia la capital.

Las relaciones entre las dos comunidades, Caldea y Asiria, han mejorado: la nueva era de diálogo y buenas relaciones se tradujo en la firma de la declaración cristológica conjunta entre el Papa Juan Pablo II y el Patriarca Alejo en Roma, en noviembre de 1994.

En agosto de 1997, el Santo Sínodo de la Iglesia Caldea y el de la Iglesia Asiria instituyeron una Comisión para el Diálogo, a fin de tratar la cooperación pastoral a todos los niveles.

En octubre de 2002, la Iglesia Caldea celebró el Sínodo: los obispos caldeos de todo el mundo se reunieron bajo la dirección del Patriarca Raphael Bidawid y se estableció la institución de dos nuevas comisiones: una para las relaciones entre la Iglesia Caldea y Asiria, y otra para la reforma litúrgica.

El rito Caldeo es uno de los cinco ritos principales en la cristiandad oriental, junto al rito Alejandrino (copto y etiópico), Antioqueno (sirio y maronita), Armenio y Constantinopolitano o Bizantino. Viven y celebran el rito Caldeo la Iglesia Asiria de Oriente, la Iglesia Caldea y la Iglesia siro-malabar.

La Iglesia Caldea en Irak
Hay aproximadamente un millón de fieles de la Iglesia Caldea en el mundo. La mayor parte –unos 500.000– se encuentra en Irak, donde está la sede del Patriarcado. El Patriarca de Babilonia de los Caldeos es Su Beatitud Rafael I Bidawid, en cuyo ministerio recibe el apoyo de dos obispos auxiliares, monseñor Emmanuel-Karim Delly y el recién nombrado Andraos Abouna.

En un contexto de mayoría islámica, la Iglesia Caldea vive y celebra su fe con gran vitalidad, dedicándose especialmente a la catequesis y a la educación: en Bagdad hay un Seminario Patriarcal y hace poco tiempo se fundó el Colegio de Babilonia, un Colegio Patriarcal afiliado a la Pontificia Universidad Urbaniana (Congregación para la Evangelización de los Pueblos), donde se imparten estudios teológicos y filosóficos que forman a seminaristas y laicos que trabajan en esos territorios.

En Irak hay además dos comunidades de religiosas Caldeas: las Hermanas del Sagrado Corazón y las Hermanas Caldeas Hijas de María Inmaculada. La Iglesia Caldea cuenta también con una institución monástica-misionera: los monjes caldeos comenzaron a abrir conventos y se ocuparon de la evangelización en las zonas montañosas del norte, como ocurre actualmente, haciendo apostolado en los pueblos curdos. Después se dirigieron a Mossul y finalmente a Bagdad. La congregación tiene hoy cuatro conventos en Irak y uno en Roma, además de una misión en América.

Misioneros de tradición latina y fieles de tradición Caldea en Irak
Tres siglos llevan en Irak un nutrido grupo de misioneros trabajando en estrecho contacto con la comunidad caldea: religiosos y religiosas en Bagdad y en el norte del país se comprometen en la en la pastoral de parroquias caldeas, en la catequesis de niños y jóvenes, en la celebración de los Sacramentos y en la labor con los pobres.

Los misioneros de rito latino aprenden a hablar árabe y a conocer la tradición litúrgica y ritual Caldea, sumergiéndose plenamente en la cultura local.

Las comunidades caldeas en Irán y Oriente Medio
Desde la predicación de Santo Tomás y de sus discípulos, la Iglesia Caldea se extendió en todo Oriente Medio: desde Egipto y el Líbano hasta Irán, la predicación de los apóstoles tocó los corazones de la población y suscitó conversiones, dando lugar al nacimiento de comunidades caldeas indígenas que, en el curso de los siglos, fueron oficialmente reconocidas.

Actualmente existen eparquías –equiparables a diócesis– en Egipto, Siria, Irán, Líbano y Turquía.

Especialmente en Irán, donde el Islam chií es la religión de Estado, la comunidad cristiana Caldea, goza de libertad de culto, pero sobrevive entre una serie de dificultades, discriminaciones e intentos de asimilación.

En efecto, aunque existe libertad para practicar el culto y para regular las cuestiones internas de la comunidad (estatuto personal y enseñanza religiosa), no se permite llevar a cabo labor de evangelización entre los no cristianos.

Además las minorías tienen sus escuelas, pero el director debe ser en cualquier caso musulmán y parte de la enseñanza religiosa se ofrece con textos «interconfesionales» preparados por el Ministerio de Educación.

Otra cuestión a añadir es que los cristianos son ciudadanos iraníes a todos los efectos, pero les resulta muy difícil acceder
a cargos y empleos gubernamentales.

Diáspora: la Iglesia Caldea en el mundo
Existe también la Iglesia Caldea nacida después de la emigración. En Estados Unidos hay una sede en Detroit –fundada hace más de veinte años– y otra en California. Hay 15 parroquias en las dos diócesis y unos 170.000 caldeos residentes en EE. UU.

En Canadá hay una parroquia en Windsor, otra en Toronto y otra en Montreal para cerca de 20.000 fieles. Oceanía tiene 15.000 fieles caldeos con tres parroquias en Sydney, en Melbourne y en Nueva Zelanda.

Más de 60.000 fieles caldeos viven en Europa: Francia, Alemania, Inglaterra, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Holanda, Grecia e Italia.

También las Repúblicas de la antigua Unión Soviética han contemplado un renacimiento de la Iglesia Caldea: en Georgia, por ejemplo, más de 4.000 fieles caldeos han salido a la luz en la última década. La comunidad está confiada al cuidado pastoral de un sacerdote externo, pero ya ha surgido una vocación que se convertirá en el primer sacerdote georgiano caldeo.

Actualmente la misión de la Iglesia Caldea se traduce especialmente en las comunidades de la diáspora, que se empeñan en garantizar asistencia espiritual y catequesis a los jóvenes, frecuentemente con el apoyo de medios de las comunidades de rito latino.

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ZENIT Staff

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