«La Iglesia católica reformada es un grupo cismático»

Según aclara el arzobispo de San José de Costa Rica

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SAN JOSÉ, miércoles, 31 agosto 2005 (ZENIT.org).- En Costa Rica ha venido operando, desde el año 2000, la «Iglesia Católica Reformada», agrupación que, fuera de la Iglesia católica, quiere aparecer en comunión con el sucesor de Pedro.

A propósito de la supuesta ordenación diaconal de una mujer, acaecida recientemente en Costa Rica, monseñor Hugo Barrantes Ureña, arzobispo de San José, responde en esta entrevista a aseveraciones de los miembros de esta Iglesia.

–¿Qué es la Iglesia Católica Reformada?

–Monseñor Barrantes: Una de las responsabilidades de los obispos es apartar su grey de los errores que la amenazan. Así pues, quisiera referirme a la publicación que hace alusión a la supuesta ordenación de una diaconiza en Costa Rica por parte de la Iglesia Católica Reformada.

En principio, desde hace algunos años se dio a conocer en nuestro país la existencia de esta autodenominada «Iglesia católica reformada».

Esta agrupación, acepta en sus filas a sacerdotes en situación irregular, y a fieles católicos que no quieren someterse a la disciplina eclesiástica. Se trata por tanto de un grupo cismático. Un grupo separado de la Iglesia Católica.

La Iglesia Católica Reformada no está en comunión con el Santo Padre. De hecho, sus obispos no figuran en el Anuario Pontificio, no efectúan la visita ad Limina al Santo Padre. Por tanto, estos obispos no están en comunión con el Papa ni con ningún Obispo que esté en comunión con Pedro.

Como señalara el pasado 2 de agosto: advierto a los verdaderos católicos, lo que ya indicara en el comunicado sobre esta materia el 21 de mayo de 2003: «llamo a todos los fieles católicos de la Arquidiócesis –y ahora agrego, de otras diócesis– a dejarse apacentar únicamente por los párrocos y demás sacerdotes legítimamente designados. No deben aceptar, ni asistir a las celebraciones del mencionado grupo, porque al no estar en comunión con la Iglesia, con sus actividades más bien hieren profundamente la verdadera comunión eclesial».

–Esta Iglesia, al decirse «católica» ¿qué pretende?

–Monseñor Barrantes: Lo del nombre «católica» no es sino un engaño para dar cierta impresión de continuidad. Manejan lo católico como «cortinas de humo» para distraer de la verdad.

–En una nota periodística se afirma que la Iglesia católica reformada tiene ocho siglos de esperar el momento de ordenar una diaconisa. ¿Es esto cierto?

–Monseñor Barrantes: Consta que la fundación de esta Iglesia, según el Programa Latinoamericano de Estudios Sociorreligiosos fue en Miami Florida en el año 1998. Por lo tanto, esta es una experiencia religiosa relativamente nueva.

–Monseñor, según este grupo afirma, la Iglesia católica ha marginado a las mujeres. ¿Puede hacerse tal afirmación?

–Monseñor Barrantes: De ninguna manera. La presencia y el papel de la mujer en la vida y en la misión de la Iglesia, si bien no están ligados al sacerdocio ministerial, son, no obstante, totalmente necesarios e insustituibles. En este sentido la Iglesia hace votos por que las mujeres cristianas tomen plena conciencia de la grandeza de su misión: su papel es capital hoy en día, tanto para la renovación y humanización de la sociedad, como para descubrir de nuevo, por parte de los creyentes, el verdadero rostro de la Iglesia .

Por otra parte, el Nuevo Testamento y toda la historia de la Iglesia muestran ampliamente la presencia de mujeres en la Iglesia, verdaderas discípulas y testigos de Cristo en la familia y en la profesión civil, así como en la consagración total al servicio de Dios y del Evangelio. En efecto, la Iglesia defendiendo la dignidad de la mujer y su vocación ha mostrado honor y gratitud para aquellas que -fieles al Evangelio-, han participado en todo tiempo en la misión apostólica del Pueblo de Dios. Se trata de santas mártires, de vírgenes, de madres de familia, profesionales e intelectuales que valientemente han dado testimonio de su fe, y que educando a los propios hijos en el espíritu del Evangelio han transmitido la fe y la tradición de la Iglesia.

–La Iglesia Católica reformada aboga, según ellos por una plena participación de las mujeres en la Iglesia y la posibilidad de que estas sean ordenadas sacerdotisas. ¿Puede la Iglesia cambiar esta práctica de ordenar exclusivamente varones?

–Monseñor Barrantes: Recordamos aquí las palabras del Papa Juan Pablo II: «con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia».

[Texto distribuido por la Conferencia Episcopal de Costa Rica]

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ZENIT Staff

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