La Iglesia en Bolivia se ofrece como facilitadora del diálogo

Ante la crisis política entre el Gobierno y la oposición

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LA PAZ, lunes, 25 agosto 2008 (ZENIT.org).- Ante la crisis política que atraviesa Bolivia, la Conferencia Episcopal hizo el 23 de agosto un llamamiento a la pacificación y reiteró su disposición a actuar como facilitadora de un eventual diálogo político entre el gobierno y la oposición.

El secretario general adjunto del organismo colegial episcopal aclaró que el papel de la Iglesia es de facilitación y no mediación.

El arzobispo de La Paz, monseñor Edmundo Abastoflor, recomendó preservar la unidad, porque «no podemos disgregarnos o dividirnos como países. Hacernos países pequeñitos y dejar que nos absorban los países vecinos».

«Buscamos ayudar en la medida de nuestras posibilidades para que nuestro país vaya adelante, para que nuestros hermanos más pobres puedan salir de esa situación de pobreza. Para que haya más respeto e igualdad entre todos los bolivianos», declaró.

Monseñor Abastoflor hizo la declaración tras una reunión en el palacio de gobierno del presidente Evo Morales con representantes de las distintas confesiones religiosas que se practican en el país.

Durante la reunión, el presidente Morales pidió a sus visitantes que oren por la unidad y la justicia social en Bolivia, en respuesta a sus expresiones de preocupación por la situación política.

La Iglesia católica ha buscado reiteradamente una salida negociada a la crisis política en Bolivia.

«En los últimos días –informa la Conferencia Episcopal Boliviana en su página web– se percibe con mayor claridad el clamor del pueblo boliviano que demanda diálogo verdadero por parte de sus principales líderes nacionales y regionales».

A este respecto, el padre Eugenio Scarpellini, secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana, en una entrevista en la Red Nacional de Televisión PAT, se refirió a esta necesidad y afirmó que para que este encuentro se dé hace falta una predisposición sincera de las partes.

Un diálogo verdadero, dijo, no se impone ni pasa sobre la voluntad de los involucrados. En esa línea el padre Scarpellini hizo nuevamente un vehemente llamado a los líderes políticos y sociales a demostrar con actitudes de apertura y escucha su voluntad de sentarse en la mesa de negociaciones.

Aclaró también que el papel de la Iglesia católica es de facilitación y no de mediación. Explicó que el trabajo de la Iglesia es permanente y muchas veces no público. Pidió a todos aportar con actitudes positivas y de verdadero encuentro, y a los creyentes apoyarse en la oración para que Dios ilumine las mentes y los corazones.

En la entrevista, el padre Scarpellini puso también de manifiesto el interés y cercanía del Santo Padre, Benedicto XVI, a la situación que vive el país.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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