La Iglesia en Colombia sigue dispuesta al diálogo

Dijo el presidente de los obispos, monseñor Salazar Gómez

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BOGOTÁ, martes, 10 febrero 2009 (ZENIT.org).- La Iglesia católica en Colombia reiteró este lunes que sigue en total disposición de participar y aportar a los procesos de diálogo con los diferentes grupos armados. Así lo expresaron varios obispos, al iniciar en Bogotá la octogésimo sexta Asamblea Plenaria del Episcopado.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) Rubén Salazar Gómez, precisó: «Siempre estamos abiertos al diálogo profundo con todas las instancias. Estamos dispuestos a involucrarnos como facilitadores… a poner nuestro grano de arena a favor de la paz», según informó el departamento de Comunicación de la CEC.

En diálogo con los periodistas, monseñor Salazar expresó que espera «conocer a fondo las implicaciones» de las propuestas del Gobierno y de las FARC, tendientes a avanzar en el acuerdo humanitario y lograr la liberación de todas las personas privadas de la libertad.

A su vez el cardenal Pedro Rubiano Sáenz, afirmó que «estamos dispuestos a colaborar con todo lo de la paz. Todo lo que se haga por la paz y por la libertad de los secuestrados es importante».

Aclaró sin embargo que los miembros de las FARC que puedan quedar en libertad, no deben regresar a las filas combatientes sino irse «a su casa, con su familia».

El obispo Jaime Prieto Amaya de Cúcuta, zona fronteriza con Venezuela, aseguró que se debe trabajar para «crear confianza entre las partes» y confió en que, con las propuestas recientes expresadas por el Gobierno y por las FARC, se logre avanzar en el regreso a la libertad de todas las personas en poder de ese grupo guerrillero.

«Lo más importante es que se puedan poner sobre el tapete todas esas propuestas tanto de las FARC como del Presidente Uribe, para desentrabar el proceso», dijo monseñor Prieto. 

El obispo Leonardo Gómez Serna de Magangue afirmó que los integrantes de las FARC que queden en libertad deben ser «gestores de paz. El canje o el acuerdo humanitario tiene que ser en esa línea, en que los guerrilleros no vuelvan a delinquir. Si es para continuar en las mismas no vale la pena», agregó.

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ZENIT Staff

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