La Iglesia en Hungría se moviliza desde el primer vertido de ‘lodo rojo’

El nuncio visitó la zona y recibió información de Caritas y fieles voluntarios

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BUDAPEST, lunes 11 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Este sábado, el arzobispo Juliusz Janusz, nuncio apostólico en Hungría, decano del cuerpo diplomático, visitó la zona afectada por el vertido de ‘lodo rojo’—los pueblos de Kolontar y Devecser–, al oeste del país, y se reunió con representantes de las agencias católicas de ayuda.

La catástrofe ecológica, ocasionada por el desbordamiento de una balsa llena de residuos tóxicos, excedentes de la fabricación de aluminio por parte de la empresa húngara MAL, que por el momento se ha cobrado la vida de siete personas y se busca a otras dos, suscitó la llegada de numerosos voluntarios y organizaciones de todo el país, entre las que se encuentran Caritas Hungría y otras entidades humanitarias católicas.

El nuncio apostólico, representante de Benedicto XVI en el país, llegó al lugar –señalan en la red tanto el Arzobispado de Esztergom-Budapest como Caritas Hungría- con el fin de informar y ser informado sobre los daños y visitar la zona afectada.

Provisto de mascarilla, como todos los voluntarios que trabajan en la zona, el nuncio recorrió las zonas afectadas y recibió información de primera mano de la enorme destrucción y coste de vidas humanas que está causando el vertido tóxico, sobre todo en el pueblo de Kolontar a donde llegó la avalancha de lodo en primer lugar.

Este pequeño pueblo tiene cerca de 30 viviendas afectadas por el desastre. Sólo 40 de sus 115 vecinos acudieron al pabellón de deportes, habilitado por el Gobierno para alojar transitoriamente a los damnificados. La mayoría se trasladó a casas de familiares. El nuncio apostólico visitó también el pabellón de deportes.

En la población de Devecser, de unos siete mil habitantes, el número de personas afectadas fue menor, pero los daños materiales son mayores: unas 300 casas quedaron afectadas.

La parroquia se ha ofrecido al alojamiento temporal de familias afectadas. El párroco, padre Nicolás, señaló que han recibido una enorme “cantidad de amor y compasión” y animó a colaborar financieramente a través de las cuentas abiertas.

Tanto las páginas del Arzobispado de Esztergom-Budapest como de Caritas Hungría, ofrecen información puntual sobre lo ocurrido y las acciones que está emprendiendo la Iglesia Católica. En ellas, se pueden encontrar también las coordenadas bancarias abiertas por entidades eclesiales: www.karitasz.hu y www.esztergomi-ersekseg.hu.

Las autoridades y la radio pública advirtieron sobre las falsas cuentas bancarias de ayuda que están abriendo personas desaprensivas.

El nuncio Janusz visitó el lugar, inhabitable por el desastre, y se reunió con los voluntarios que participan en el rescate. La oleada de solidaridad que ha suscitado la catástrofe ecológica es grande y acuden voluntarios de todo el país.

El director de Caritas, Écsy Gabor, subrayó que se está recibiendo una “increíble cantidad de ayuda de los lugares más inesperados”, como sucedió con las inundaciones de primavera en el Condado de Borsod.

Como ejemplo, citó una organización caritativa de unas cincuenta personas, presentes en la región, de origen romaní –que recibieron apoyo en las inundaciones de primavera–, y ahora desean ayudar para corresponder.

Caritas Hungría y la Iglesia católica permanecen en contacto continuo con Caritas Internacional. El arzobispo Juliusz Janusz, informó a Caritas Internacional sobre la situación en los municipios afectados y el trabajo de ayuda en curso. También se puso en contacto con el embajador de Hungría ante la Santa Sede.

El nuncio destacó el trabajo de las organizaciones católicas de ayuda, especialmente Caritas y Dalma Madl, una organización benéfica católica, lo que demuestra, subrayó, el gran potencial de respuesta y servicio de la Iglesia Católica.

El arzobispo Janusz, que quiso ver las condiciones en que se encontraba Devecser, dijo que la situación allí es tal que ahora mismo la vida es imposible.

El nuncio comunicó su impresión de que no bastará el trabajo de las grandes máquinas y detener el vertido, sino que se necesitará una gran cantidad de voluntarios en la zona afectada para socorrer a las víctimas y proveer de alojamiento a los desplazados.

El padre Nicolás pidió oraciones, apoyo espiritual para las víctimas y animó a todos los fieles a colaborar en lo que pudieran. Dijo que es posible que haya que construir una urbanización nueva, o dar vivienda a quienes han perdido sus casas, al quedar la zona inhabitable por un largo periodo.

La parroquia subrayó el buen nivel de colaboración con las autoridades de los dos municipios afectados que proporcionan equipos de protección.

Los feligreses están colaborando entre otras acciones, en dar alojamiento a los afectados de ambos pueblos, crear una oficina de información para los habitantes, habilitar lugares para recibir donativos, y preparar comidas tanto para los damnificados como para los voluntarios.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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