La Iglesia intenta mediar en la crisis de gobierno de Sri Lanka

El país está atrapado entre su presidenta y el primer ministro

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COLOMBO, 5 noviembre 2003 (ZENIT.org).- La Iglesia Católica en Sri Lanka está poniendo todo su esfuerzo en mediar entre las partes en conflicto en la cúpula del gobierno del país, atrapado en una batalla institucional entre la presidenta Chandrika Kumaratunga y el primer ministro Ranil Wickremesinghe.

«Estamos intentando tender un puente entre los grupos políticos que están negociando. Estamos presentes en las conversaciones y esperamos tener éxito en la consecución de un acuerdo», declaró a Fides el arzobispo de Colombo, Oswald Gomis, también presidente de la Conferencia Episcopal del país.

«La crisis es causa de preocupación entre el pueblo, si bien hasta el momento no se han producido escenas de violencia –confirmó–. No puedo decir que sea muy optimista, pero haremos todo lo posible para restablecer la serenidad».

La presidenta de Sri Lanka, Chandrika Kumaratunga –a quien la Constitución dota de amplios poderes y pone al frente de las Fuerzas Armadas–, ha decretado el «estado de emergencia» ante la creciente tensión política surgida después de que el martes pasado destituyera a los ministros de Defensa, Interior y Comunicaciones y suspendiera el Parlamento.

Al mismo tiempo se produjeron movimientos de tropas en Colombo, donde los militares, entre otros edificios, rodearon la radio y la televisión, además de otros puntos del país donde reforzaron el control de infraestructuras esenciales.

De todas formas, el asesor de política internacional de la presidenta, Laksham Kadirgamar, ha insistido en que ninguna de las disposiciones pone en discusión la tregua en vigor con la guerrilla secesionista de los Tigres Tamiles.

El martes, el primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, de viaje en Estados Unidos, acusó a la presidenta Kumaratunga de desencadenar la anarquía en el país asiático, que ha vivido dos décadas de sangrienta guerra civil.

Sus declaraciones partieron desde Washington, donde este miércoles debería mantener un encuentro con el presidente George W. Bush tras haber recibido el apoyo de las autoridades estadounidenses en su política de paz con los rebeldes Tamiles.

En días pasados, los «Tigres de Liberación de la Patria Tamil» entregaron su propuesta para volver a la mesa de negociaciones, interrumpidas el pasado abril, pero sus condiciones no fueron bien recibidas ni por la presidenta ni por la oposición que ésta encabeza, mientras que el jefe del ejecutivo se mostró más abierto.

La controvertida propuesta de los rebeldes para la crear una autoridad interina de autogobierno en las regiones del noreste de mayoría de población tamil está, por lo tanto, en el origen de la acción de Kumaratunga, quien al abrir esta crisis ha interrumpido una difícil cohabitación en la cumbre del Estado con su principal rival político, Wickremesinghe.

En efecto, la presidenta pertenece al «Sri Lanka Freedom Party», mientras que el primer ministro está al frente de otra formación política, el «United National Front», que cuenta con una ligera mayoría parlamentaria. Ante esta situación de incertidumbre política, se teme la disolución del parlamento –entre las atribuciones de la presidenta— y el anuncio de nuevas elecciones, que serían las terceras en cuatro años.

La comunidad internacional, a través del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, ha manifestado su preocupación por el futuro de las conversaciones de paz con los Tamiles y la estabilidad política de Sri Lanka.

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ZENIT Staff

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