«La Iglesia italiana no es forofa de los partidos sino de la familia y la vida humana»

Dijo el cardenal Ruini en la apertura del Consejo Permanente del Episcopado italiano

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ROMA, martes, 24 enero 2006 (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, cardenal Camillo Ruini señala como temas centrales para los electores y futuros parlamentarios de Italia, país que celebra comicios la próxima primavera, la «centralidad de la persona, la defensa de la familia fundada en el matrimonio y el respeto por la vida humana desde la concepción hasta su fin natural».

Los presentó en el discurso de apertura del Consejo Episcopal Permanente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), este lunes, en Roma, precisando que, con vistas a la cita de elecciones generales, en principio fijada para el 9 de abril, los obispos italianos no pretenden alinearse con nadie.

«Confirmamos, en primer lugar, la línea de no implicarnos –dijo el obispo vicario del Papa para la diócesis de Roma–, como Iglesia y, por tanto, como clero y como organismos eclesiales, en ninguna opción de alineamiento político o de partido, línea que no es fruto de la indiferencia o de la falta de compromiso, sino de respeto a la legítima autonomía de la política y, todavía más, de la genuina naturaleza y misión de la Iglesia».

Según el cardenal Ruini, con esta postura se pretende «contribuir a aquella recuperación de un clima sereno y a aquella concordia sobre los valores y los intereses fundamentales del país, de los que se advierte una aguda necesidad».

Al mismo tiempo, sin embargo, añadió el cardenal vicario, «es nuestro deber volver a proponer, con respeto y claridad, a los electores y a los futuros elegidos, aquellos contenidos irrenunciables, fundados en la primacía y centralidad de la persona humana, que se deben articular en lo concreto de las relaciones sociales, y en la persecución del bien común, patrimonio de la doctrina social de la Iglesia, antes incluso que los legítimos intereses particulares».

El cardenal recordó las palabras de Benedicto XVI, el 12 de enero pasado, a los administradores de la región del Lacio, del Ayuntamiento y la provincia de Roma, donde afirmaba que no se trata sólo de «normas peculiares de la moral católica» sino «verdades elementales relativas a nuestra común humanidad».

El cardenal vicario de Roma subrayó «el relieve creciente que están asumiendo determinados problemas antropológicos y éticos, incluso en el ámbito político y legislativo».

En este sentido, el purpurado habló de la «tendencia extendida por muchos países y muy presente también en Italia, como muestran diversas señales, a introducir normas que, mientras no responden a efectivas exigencias sociales, comprometerían gravemente el valor y las funciones de la familia legítima, fundada en el matrimonio, y el respeto debido a la vida humana desde la concepción hasta su fin natural».

Sobre estos temas, el cardenal Ruini pidió «un suplemento de atención», tanto en las «opciones de los electores» como «en el ejercicio de su responsabilidad por parte de los futuros parlamentarios».

El presidente del episcopado explicó que «haciendo un llamamiento a esta especial atención, la Iglesia cumple su vocación de ser el signo y la salvaguarda del carácter trascendente de la persona humana» (cfr. «Gaudium et spes», 76).

Ruini puso de manifiesto su preocupación sobre la falta de respeto a los valores humanos y cristianos, incluso en algunas decisiones del Parlamento Europeo.

El vicario de Roma calificó de «profundamente errada, y grávida de consecuencias negativas», la tendencia del Parlamento Europeo «a no respetar el criterio de la subsidiariedad y a aprobar resoluciones que, aunque no vinculantes para cada país, son un empujón y una especie de presión moral a alejarse de los goznes mismos de nuestra civilización».

En especial, el purpurado criticó una resolución votada el 18 de enero pasado por el Parlamento Europeo, que «rechaza justamente las posturas de discriminación, desprecio y violencia contra las personas homosexuales, pero urge también una equiparación de los derechos de las parejas homosexuaes con los de las verdaderas y legítimas familias».

«Es consolador el hecho de que gran parte de los europarlamentarios italianos se opuso a tal resolución», concluyó el presidente de los obispos italianos.

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ZENIT Staff

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