La Iglesia pone fin a la cultura del silencio sobre los abusos a menores

Clausurado el simposio Hacia la curación y la renovación

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ROMA, viernes 10 febrero 2012 (ZENIT.org).- Concluyó este jueves, en la Universidad Pontificia Gregoriana el simposio “Hacia la curación y la renovación”. Tres días para profundizar el problema de los abusos sexuales contra menores por parte de eclesiásticos y cómo enfrentar el futuro, además de prevenir que nunca más pueda suceder un pecado de este tipo.

En el simposio participaron unos 120 obispos de las diversas conferencias episcopales y 30 superiores de congregaciones religiosas, quienes ya estaban trabajando en las “líneas guía”, en sus países, para adaptar la pastoral de prevención y cura a la realidad local, de manera que se pueda dar una respuesta global coherente.

Sí, porque en mayo del año pasado, la Congregación de la Doctrina de la Fe pidió a todas las diócesis preparar en 2012 “procedimientos adecuados para dar asistencia a las víctimas de tales abusos, así como para educar a la comunidad eclesiástica sobre el tema de la protección de los menores”.

El rector de la Universidad Gregoriana, padre François Dumortier en la conferencia de prensa de cierre, indicó su esperanza de que el simposio haya sido un paso hacia la curación y prevención de la terrible herida de los abusos contra los menores.

Y precisó que no se trató meramente de un congreso universitario, sino también de una ocasión de espiritualidad “a través de los diversos momentos, de las conferencias a las celebraciones, como aquella conmovedora en la iglesia de San Ignacio, y la eucaristía. Momentos de silencio y de palabra, para escuchar y reflexionar, de interioridad y de oración”.

Días antes se explicó que la ceremonia penitencial fue ideada propiamente para la ocasión. Que el texto es muy profundo, claro y explícito. Siete representantes de grupos que fueron relacionados con los culpables o negligentes pidieron perdón, y después la voz de una víctima pronunció que estaba al lado de la cruz de Jesús y pidió la fuerza de perdonar a causa de Su fuerza.

El rector de la Gregoriana prosiguió sus palabras e indicó que en el caso “de los abusos sexuales hay una situación que no solamente tenemos que reconocer y enfrentar, sino que además nos lleva a actuar. Esperamos que esto pueda ayudarnos”.

Además habrá una continuación: “Para ir hacia adelante, hemos creado el centro multilinguístico de e-learning. Permitirá desarrollar una cultura para escuchar y además acceder a las informaciones disponibles”.

Además permitirá “tomar otra ruta diferente a la de la cultura del silencio y del secreto”.

Y “encontrar una respuesta internacional a un fenómeno que no se limita con las fronteras o a una cultura”.

Y que el centro –concluyó- “no tenga solamente una finalidad didáctica, sino la necesidad de encontrar respuestas globales a las problemáticas complejas de la protección de los menores”.

En la conferencia de prensa, la presidenta de la asociación Juana de Arco, María Pía Capozache, que integraba la comisión de evaluación y resultados del simposio indicó que “el acto penitencial solemne del simposio nos ha impactado y seguramente indica la conciencia que nace de la verguenza y de la enormidad del escándalo delante del drama de los abusos”.

También recordó que en la relación de una víctima, Marie Collins, “quedó claro que aquellos que deberían llevar la salvación a los pequeños se volvieron instrumentos del mal hacia los pequeños”.

Además, indicó la dirigente de la asociación, hay voluntad de “poner fin a la cultura del silencio, de la complicidad, y hacer emerger la verdad que es la única que puede traer justicia, así como la prioridad de dar voz a las víctimas, como un primer paso hacia la cura”.

Así mismo señaló la voluntad de dar voz a las directivas de Juan Pablo II contra la pederastia, y de educar a la comunidad eclesiástica sobre los menores, así como la intención de colaborar con la autoridad judicial en la búsqueda de la verdad.

Poco antes, en la sesión matutina del simposio, el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Freising, entró sin concesiones en el centro del problema, recordando que muchas veces fueron negadas cosas en los más altos niveles eclesiásticos, aunque fuera con la intención de proteger a la institución.

Sin olvidar las omisiones que después desencadenaron ataques mediáticos sin precedentes. Es necesario por lo tanto, indicó, mirar de frente la realidad del pecado para proceder en la vía del arrepentimiento. Pero también proteger y dar apoyo a las víctimas.

El cardenal Marx señaló que no se admite más el juego en defensa, ni de banalizar lo que sucedió. Por el contrario tiene que haber apertura, transparencia y sinceridad para obtener credibilidad.

Solamente si se emplea un tratamiento coherente en los casos de violencia sexual contra los menores, el daño podrá volverse una oportunidad para la Iglesia y para su misión evangelizadora.

Don Fortunato Di Noto, fundador de la asociación Meter, empeñada en la lucha a los abusos contra menores, desde hace veinte años y participante en el simposio de la Gregoriana indicó a ZENIT: «De ahora en adelante la línea es que los trapos sucios no se lavan más en familia, pero se lavan. Se purifican, verdad y justicia dice un salmo”. Y añadió que «no se debe olvidar nunca otro aspecto, que se debe si en los Estados es posible, denunciar los hechos. Y en los sistemas judiciales diversos emplear otro sistema: ayudar a las víctimas a denunciar y sostenerlas después durante el proceso judicial».

En la conferencia de prensa fue también presentado el Centro de estudio a distancia con sede en Munich, conocido como Centro para la protección de los niños del Instituto de psicología de la Universidad Pontificia Gregoriana.

Será dirigido por Hubert Lieghardt, profesor invitado en la Universidad Gregoriana y docente en la Universidad de Ulm.

El centro dispone de financiación que garantiza el funcionamiento por tres años, durante los cuales promoverá la difusión y buenas prácticas para la creación de estructuras locales, con la tarea de introducir sólidos procedimientos que permitan la intervención rápida y eficaz en casos de problemas relacionados con los abusos.

Por H. Sergio Mora

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ZENIT Staff

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