La importancia de la Divina Misericordia en la nueva evangelización

Destacada durante el 2º Congreso Mundial de la Divina Misericordia

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CRACOVIA, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).– Los participantes del 2º Congreso Mundial de la Divina Misericordia que se celebró en Cracovia-Lagiewniki del 1 al 5 de octubre propusieron al Papa hacer del “apostolado de la Divina Misericordia un camino privilegiado de la nueva evangelización”.

Lo anunció el arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schönborn, a través de Radio Espérance, que ha cubierto todo el congreso en directo.

En la perspectiva del próximo sínodo de 2012, dijo el purpurado, “los delegados han propuesto al Santo Padre hacer del apostolado de la Divina Misericordia un camino privilegiado de la nueva evangelización”.

El cardenal había anunciado previamente que el próximo congreso mundial de la Divina Misericordia se celebrará en 2012. Manila y Bogotá son las candidatas para acoger el congreso, y probablemente se celebre en Bogotá.

El arzobispo de Viena presidió la misa conclusiva del 2º Congreso Apostólico Mundial de la Divina Misericordia el miércoles en Lagiewniki.

Recordó que este congreso busca “hacer a toda la Iglesia más consciente y más motivada por el misterio de la Divina Misericordia, en toda su misión”.

El cardenal austriaco recordó ante los micrófonos de Radio Esperanza la petición dirigida al Papa de abrir el dossier del “doctorado” de santa Faustina, lo cual “permitirá a todos considerar la universalidad” de su enseñanza.

El arzobispo de Cracovia, el cardenal Stanislaw Dziwisz, inauguró el congreso el 1 de octubre en el Santuario de la Divina Misericordia recordando la “valentía” de Juan Pablo II de apoyar a santa Faustina proclamando la misericordia a todo el mundo.

Toda la misión del beato Juan Pablo II “se resume en la proclamación de la misericordia”, afirmó. El papa polaco consideraba el mensaje de la misericordia “como un signo de los tiempos para una humanidad perdida en el materialismo”, explicó quien fuera su secretario particular.

El predecesor de Benedicto XVI decía que “la luz de la misericordia divina iluminará el camino de los hombres del tercer milenio”.

Juan Pablo II quedará como el papa de la Divina Misericordia: en 1980 publicó la encíclicaDives in misericordia sobre la misericordia divina; canonizó a santa Faustina el 30 de abril de 2000: ese día instituyó en la Iglesia la fiesta de la Divina Misericordia, que se celebra cada primer domingo después de Pascua.

Fue en la víspera de esa fiesta, el 2 de abril de 2005, el día que precisamente él falleció, y su beatificación se celebró un domingo de la Divina Misericordia, el 1 de mayo de 2011.

Al abrir el segundo congreso mundial, que tuvo como tema La misericordia, fuente de esperanza, el cardenal Dziwisz invitó a dirigir la mirada a “un apóstol especialmente digno de la Divina Misericordia, el beato Juan Pablo II”.

El purpurado recordó que Benedicto XVI cree que “toda la misión de Juan Pablo II, realizada al servicio de la verdad sobre Dios y el hombre y la paz en el mundo, se resume en la proclamación de la misericordia”.

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ZENIT Staff

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