La India: el gobernador de Chhattisgarh paraliza la restrictiva ley anti-conversión

No ha llegado a entrar en vigor

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RAIPUR, jueves, 20 septiembre 2007 (ZENIT.org).- E.S.L. Narasimhan, gobernador del estado centro-oriental de la India, Chhattisgarh, ha pospuesto la entrada en vigor de la ley anti-conversión que había sido aprobada un año atrás por el Parlamento local, controlado por el partido nacionalista y fundamentalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP).

Con esta confirmación el órgano informativo de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, «Fides», corrige un comunicado anterior –del que Zenit se hizo eco el pasado 14 de septiembre— en el que se consideraba en vigor tal norma.

En cualquier caso, sus disposiciones se cuentan entre las más estrictas en cuanto a la libertad de conciencia en el país, sobre todo para los fieles de las minorías religiosas.

La Iglesia católica contestó esta ley calificándola de anti-constitucional.

Comparte esta postura el Partido del Congreso, en la oposición en el Parlamento del citado estado, y numerosas asociaciones civiles que trabajan en la defensa de los derechos humanos.

De acuerdo con la norma –«Chhattisgarh Freedom of Religion Act 2006»–, para cambiar de religión hay que pedir permiso a un magistrado local con treinta días de antelación. El magistrado tiene autoridad para aceptar o rechazar la petición.

Las sanciones que prevé la normativa oscilan de una multa de 20 mil rupias a tres años de cárcel para los ciudadanos considerados culpables de «conversiones forzadas».

Las excepciones a esta norma se refieren a los que, habiéndose convertido previamente, pretendan retornar a su credo de origen.

De esta forma, las disposiciones reconocerían licitud a las ceremonias que organizan los activistas hindúes en el marco del programa «Ghar Vapasi» («Vuelta a casa»), que celebrar «reconversiones» al hinduismo de grupos de dalit cristianos, frecuentemente víctimas de amenazas.

Una nota de «SAR News» difundida por la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI) aclara que el gobernador de Chhattisgarh objeta al menos dos puntos de la legislación, incluyendo el que exige a quien quiera convertirse pedir aprobación escrita previa al magistrado.

El gobernador también ha expresado reservas sobre el punto que establece que los que se hubieran convertido, pero volvieran a su religión original, no se contemplarían como casos de «conversiones forzadas» y quedarían exentos de cualquier sanción.

La población total de Chhattisgarh se estima en 270 millones de habitantes, de los que 400 mil son cristianos –de ellos, 320 mil católicos–.

El presidente de la CBCI, el cardenal Telesphore Placidus Toppo, comentó el lunes pasado a la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews.it» el informe del Departamento de Estado de los EE. UU. sobre la libertad religiosa en el mundo. Ésta padece limitaciones en algunos estados indios –en los que está en el poder el BJP y sus aliados–.

«Como presidente de la CBCI estoy preocupado por las leyes anti-conversión», «pero mientras los elementos fundamentalistas son motivo de inquietud, me suscita esperanza y optimismo que estos sean los dolores del nacimiento de la India moderna», apuntó el purpurado.

«Estos elementos marginales estarán siempre presentes en un país multicultural, multirreligioso, multiétnico y pluralista del siglo XXI, que está a punto de convertirse en una potencia global», pero «sólo la libertad religiosa puede asegurar que nuestra amada patria alcance tal objetivo», afirma.

Recientemente en Chhattisgarh y antes en Gujarat y en Rajasthan los gobernadores de estos Estados han rechazado las enmiendas a la ley de libertad religiosa, de forma que la Iglesia tiene las garantías constitucionales del artículo 25 sobre tal libertad.

«La India es un gran país y nuestros padres fundadores lo quisieron como un país laico: esperamos y confiamos en nuestra Constitución, que asegura y garantiza la libertad de religión», expresa el cardenal Toppo.

En la nación la Iglesia «desde hace 400 años es testigo del Evangelio entre todas las gentes y está comprometida a favor de los pobres y marginados, sobre todo en las áreas rurales: los cristianos son una minoría que lleva adelante su misión sin ningún programa de proselitismo», recuerda.

«Por su parte, el gobierno tiene un programa laico, pero debemos darnos cuenta de que los hindúes son más del 80% de más de mil millones de indios, y que los elementos marginales continúan violando los derechos religiosos de las minorías y difundiendo una falsa propaganda de sospecha y de odio contra los misioneros cristianos», aclara.

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ZENIT Staff

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