La India: La conversión es obra del Espíritu Santo, no labor humana

Lo recuerda el arzobispo de Gandhinagar

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GANDHINAGAR, 18 diciembre 2002 (ZENIT.org).- «La conversión no es la tarea de la Iglesia. La conversión o el cambio de religión de uno es trabajo del Espíritu Santo», recalca el arzobispo de Gandhinagar –en el estado de Gujarat (la India)–, Stanislaus Fernández.

En una entrevista concedida recientemente a la agencia católica india SAR News, el prelado subrayó: «Nosotros sólo proclamamos el Evangelio, el mensaje de Jesucristo».

«Es nuestro derecho y la proclamación del Evangelio continuará –aclaró–. Nadie puede eliminar este derecho. Cualquiera puede proclamar y promover su religión».

En el contexto de las elecciones en Gujarat que tuvieron lugar el pasado domingo, el arzobispo Fernandes comparó la proclamación y la promoción de la religión personal al desarrollo de la campaña electoral en el estado.

«Todos los partidos proclaman sus ideologías e intentan ganar gente a su favor. Pero es tarea de cada uno escuchar a los partidos, leer sobre ellos y finalmente votar por el partido que uno considere que es mejor», declaró.

Según el arzobispo de Gandhinagar, el antagonismo y la oposición a la conversión religiosa no tiene justificación. «Analizándolo, cualquiera que cambie su religión está dando un paso de gran valor. A pesar de la oposición, hay gente que se convierte porque Dios les ha dado la gracia de hacerlo. Nadie puede oponerse a este cambio provocado por el fuero interno de la persona», recalcó.

Como aclara el prelado, existe oposición a la conversión porque sus detractores no están preparados para aceptar la realidad de la libertad interior de la persona.

Además está el tema de los intereses personales, «que toman el nombre de la religión y hacen de ello una cuestión emocional. Esto no es justo. Las verdaderas protestas deberían dirigirse contra las estructuras sociales injustas», afirmó el arzobipo Stanislaus Fernandes.

En las elecciones del pasado domingo el Partido fundamentalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP) alcanzó 125 de los 182 escaños del parlamento regional, 7 más que en la última sesión electoral. Tras las elecciones, se verificaron enfrentamientos en varias localidades provocando la muerte de al menos 4 personas.

La victoria del BJP es peligrosa pues puede suponer un paso hacia el final de la democracia y el pluralismo en la India, afirma un mensaje difundido por la Federación de Organizaciones Indias Cristianas de Norteamérica (Fiacona), institución que reúne a asociaciones de ciudadanos estadounidenses de origen indio y religión cristiana.

El pasado julio, un millar de hindúes, musulmanes, cristianos y sijs se reunían ante la Iglesia católica «Nirmala» de Salong –después de sufrir un ataque– reclamando protección para los lugares sagrados.

La archidiócesis de Ranchi, capital del estado de Jharkhand, fue en aquella ocasión el escenario de aquel suceso.

Al mismo tiempo, desde Roma, Juan Pablo II rezaba, según su intención misionera de oración para el mes de julio, «para que a los cristianos de la India no se les impida profesar públicamente su propia fe y anunciar libremente el Evangelio».

El cardenal Ivan Dias, arzobispo de Bombay, explicaba el contexto en que se producían estos hechos al comentar para la Agencia Fides la intención de oración del Papa.

Según sus palabras, en la actualidad son aproximadamente 18 millones, pero en la India hay discípulos de Jesús desde hace dos mil años: en un país de mayoría hindú, «los cristianos, una reducida minoría entre una población de mil millones (cristianos 2,3%, católicos 1,8%), han contribuido enormemente al desarrollo de la educación, de los servicios sociales, de la promoción de los marginados: este testimonio cristiano de vida y de servicio lleva a muchas personas a la fe».

«La India siempre ha sido un país abierto a todos los credos –recordó el arzobispo de Bombay–; sin embargo, hace cinco años grupos militantes de fundamentalistas hindúes iniciaron una campaña para que el país se convirtiera en un Estado totalmente hindú, como Pakistán es un Estado musulmán».

Como constataba entonces el prelado, en este contexto, «los grupos minoritarios, los cristianos en particular, son objeto de persecución y opresión; misioneros cristianos y personal de la iglesia local han sido asesinados».

El cardenal Dias también aludió este verano a las denominadas «leyes anti-conversión» vigentes, que en muchos Estados han tenido un efecto restrictivo en el ministerio pastoral y en el servicio social: «En tres Estados indios la policía local debe ser informada cuando existe una conversión para comprobar si ésta se ha producido en plena libertad».

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ZENIT Staff

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