La inseguridad hace sufrir a los obispos paraguayos

“Sí a la vida, no a la violencia y al crimen”

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ASUNCIÓN, viernes, 4 septiembre 2009 (ZENIT.org).- La Secretaría General de la Conferencia Episcopal de Paraguay emitió un comunicado el pasado 26 de agosto, motivado por la constante inseguridad y violencia que está viviendo este país.
 
«La sociedad paraguaya se ve sacudida por la inseguridad, la violencia y el crimen –afirma el comunicado–. El secuestro extorsivo y asesinato del joven Juan Ortíz llena de dolor e indignación no sólo a sus padres, familiares y seres queridos, sino también a la ciudadanía toda».
 
«Los hechos de robos y asaltos forman parte, lamentablemente, de la cotidianidad de nuestro país -añade–. Son frecuentes también los crímenes violentos, que no siempre se aclaran y quedan a la sombra de las sospechas y de la impunidad».
 
«El Estado tiene la obligación de proteger la vida y los bienes de las personas en el marco del estricto respeto a la dignidad humana y a las garantías que confieren la Constitución y las leyes», asegura el comunicado.
 
Ante lo cual, señala, «se impone una revisión estructural de los órganos pertinentes del Estado para el fiel cumplimiento de su rol. Los organismos de seguridad deben dar seguridad. Esa es tarea del Estado».
 
«Dios quiere que todos sus hijos ‘tengan vida y la tengan en abundancia’, en Jesucristo (Jn. 10,10). La vida plena y digna de cada habitante del suelo paraguayo es una tarea que involucra a toda la ciudadanía, pero es responsabilidad fundamental de quienes tienen a su cargo la administración de las instituciones públicas», subraya.
 
Indica que «es necesaria una profunda conversión al Señor que lleve al cambio del corazón y de las actitudes que permitan una convivencia pacífica y armónica en la sociedad paraguaya».
 
Y concluye afirmando que «la paz es fruto de la justicia y de la equidad. ‘La paz peligra cuando a las personas no se les reconoce aquello que les es debido en cuanto a su condición humana, cuando no se respeta su dignidad y cuando la convivencia no está orientada hacia el bien común’ (Compendio de la DSI, 494)».

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ZENIT Staff

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