La intervención militar en Irak y el Derecho Internacional

Entrevista con Ronald Rychlak, delegado de la Santa Sede ante el Tribunal Internacional de Justicia

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ROMA, 1 abril 2003 (ZENIT.org).- Hay interpretaciones que afirman que la intervención de Estados Unidos y del Reino Unido en Irak respeta el Derecho Internacional. Otras sin embargo declaran que ha sido vulnerado.

Para intentar aclarar este punto, Zenit ha entrevistado a Ronald J. Rychlak, delegado de la Santa Sede ante el Tribunal Internacional de Justicia y decano asociado para asuntos académicos en la Universidad de Mississippi.

–¿Tiene sentido hablar de un sistema de Derecho Internacional o en un mundo aún dominado por los Estados, mucho depende del consenso que se alcance a nivel político?

–Ronald Rychlak: Pienso que tiene usted razón. Tratados, acuerdos e incluso las resoluciones de Naciones Unidas dependen de un grado significativo de consenso mutuo.

Si una de las partes de un tratado decide violarlo, las opciones de la otra, más allá de la revancha unilateral –que puede ir desde una mínima venganza económica a la guerra–, realmente dependen de la disposición de la parte ofendida para consentir en algo como la jurisdicción del Tribunal Internacional de Justicia.

–Existen diversas instituciones que intervienen en asuntos legales a nivel internacional: el Tribunal Internacional de Justicia, la Organización Mundial del Comercio en las disputas comerciales, etc. A menudo sus decisiones son ignoradas. ¿Cómo ve el futuro en cuanto a la aplicación de las leyes internacionales?

–Ronald Rychlak: Para que estas organizaciones sean efectivas, deben presentarse de modo que todas las partes reconozcan su validez y la importancia de la cooperación con ellas.

Lamentablemente, las decisiones políticas a veces afectan a estas instituciones, dando a las naciones una razón, al menos aparente, para cuestionar la legitimidad de la institución o de sus normas. A menos que queramos dar a estas instituciones un poder político real –y no pienso de todos modos que estemos cerca de desear hacerlo— seguirán siendo de ayuda ocasionalmente, pero limitadas en su autoridad real.

–Muchos países han dicho que la acción militar, aparte de la estricta autodefensa, debe ser autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Estados Unidos y Gran Bretaña defienden que la acción contra Irak se justifica en resoluciones previas del Consejo de Seguridad. Otros señalan la dificultad de establecer principios jurídicos claros que regulen la guerra. ¿Quién está en lo correcto?

–Ronald Rychlak: En toda la historia, dos acciones militares han sido autorizadas por el Consejo de Seguridad: Corea y la Guerra del Golfo.

Algunos piensan que vamos hacia una época en la que el Consejo de Seguridad debería ser más a menudo, si no siempre, la entidad que decida estos asuntos. Pienso que esto no es realista.

Ya se deba a su propia falta de voluntad para hacer cumplir sus resoluciones o a la decisión de EE.UU. y Gran Bretaña de ir adelante sin la aprobación de la ONU, parece que la autoridad del Consejo de Seguridad en este área ha sido seriamente debilitada.

Todos los estadounidenses se sentirían mejor si la ONU respaldara esta guerra, pero no pienso que muchas naciones deseen ceder la autoridad de declarar la guerra a ninguna agencia internacional.

–El derecho humanitario internacional es un área en rápido crecimiento. Ahora que el Tribunal Penal Internacional se prepara a iniciar sus actividades, ¿qué evolución prevé en un futuro cercano? ¿Qué efectos tendrá la negativa de Estados Unidos a adherirse a esta institución?

–Ronald Rychlak: El TPI es un instrumento. Usado de manera apropiada puede ayudar a hacer justicia en el mundo, en primer lugar llevando a los tiranos ante la Justicia. Al mismo tiempo, el tribunal podría ser la causa de gran daño. Creo que podemos anticipar muchos esfuerzos al utilizar el tribunal para conformar las políticas de las naciones independientes.

Todas las instituciones necesitan ser dirigidas por personas cuidadosas y competentes. El TPI trata de asegurar la justicia creando una fórmula matemática que minimice la discrecionalidad humana. Las amnistías nacionales no serán reconocidas; todos los malhechores serán perseguidos. En algunos casos –Sudáfrica y Chile, por ejemplo–, tal actitud –por la que la discrecionalidad humana es eliminada–, puede llevar a más derramamiento de sangre y no a menos.

También dudo que los verdaderos malhechores se detengan por la amenaza de que el TPI les persiga. Tal persecución tendrá lugar con abogados y el debido proceso, y no existe el riesgo de la pena de muerte. No estoy abogando para que el tribunal adopte la pena de muerte, pero la disuasión se mide normalmente basándose en la certeza y severidad del castigo. El TPI tampoco parece crecer, comparado lo que afrontó un tirano como Mussolini.

–¿Piensa que el mundo musulmán puede hacer aportaciones significativas al Derecho Internacional?

–Ronald Rychlak: Absolutamente. No podemos saber lo que nos deparará el futuro, pero existe al menos la esperanza de que después de la actual guerra, las naciones de Oriente Medio florecerán y gozaremos de paz y prosperidad.

Al mismo tiempo, estas naciones pueden hacer importantes aportaciones, como lo han hecho en el pasado. Cuando se trata de proteger la vida del no nacido, por ejemplo, las naciones árabes han sido a menudo aliadas cercanas de la Santa Sede.

–En una perspectiva histórica, ¿cómo se puede comparar la conducta de Estados Unidos frente a Irak respecto a la conducta de otros países al perseguir sus propias estrategias militares?

–Ronald Rychlak: Estando aislados, comparados con Europa, los Estados Unidos no han tenido que realizar muchas guerras para defender sus fronteras. Más a menudo, al menos en los últimos cien años, Estados Unidos ha luchado por ideas, principios o para llevar ayuda a otros en el planeta.

Debido a que nuestros intereses nacionales no son siempre obvios, hay un significativo movimiento dentro del país que tiende al aislacionismo. En otras palabras, dado que estos hechos desgraciados se dan «en otra parte», ¿por qué tenemos que implicarnos? Hay, por supuesto, algo que decir sobre esto.

Por lo general, sin embargo, los estadounidenses han decidido implicarse porque se ve como «la cosa correcta» y porque si no actuamos, los hechos pueden evolucionar y eventualmente convertirse en una amenaza para nuestras naciones: Pearl Harbor y el 11 de septiembre son los ejemplos más notables.

Los estadounidenses no han llevado a cabo estas guerras para conquistar; nosotros hemos sido vistos más a menudo como liberadores. Ciertamente hemos cometido errores. Quizá recordaremos la actual guerra como un error. Pero muchos estadounidenses, sin embargo, piensan que nuestras fuerzas están intentando hacer lo correcto. Lo sabremos en cuestión de meses.

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ZENIT Staff

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