La Jornada de la Juventud, un acto de fe; según el portavoz vaticano

Declaraciones del padre Federico Lombardi, S.I.

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 13 julio 2008 (ZENIT.org).- Las Jornadas Mundiales de la Juventud que se celebran del 15 al 20 de julio en Australia son un acto de fe de Benedicto XVI, de la archidiócesis de Sydney, y de las diócesis del mundo, considera el potavoz vaticano.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, que sigue al Papa como parte de su séquito, considera que con la llegada del Papa y de los peregrinos «el rostro de la metrópolis australiana se esá transformando durante una semana en la capital mundial de la juventud, no sólo católica».

Las Jornadas Mundiales de la Juventud constituyen el acontecimiento más numeroso que acoge Australia en su historia. Atraerá a unos 125.000 jóvenes peregrinos de todo el mundo, más que los Juegos Olímpicos del año 2000.

«Ha sido un acto de fe y de valentía del cardenal George Pell y de la Iglesia australiana invitar a Sydney a los jóvenes del mundo. Ha sido un acto de fe y de valentía para el Papa aceptar», reconoce.

«Es un acto de fe y de valentía de las Iglesias locales enviar a sus jóvenes en la medida de sus posibilidades, a pesar de los costes y del cansancio de un largo viaje».

«Pero ningún lugar de la Iglesia está lejos. El Espíritu lleva a los discípulos a anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Y todo lugar de la tierra está en el centro cuando allí se celebra la Eucaristía», afirma el portavoz en el editorial que emite «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano, del que también es director.

«Muchísimos jóvenes, si no pueden estar físicamente en Sydney, estarán ‘virtualmente’, en conexión telemática, y muchos -esto es lo que más cuenta–, lo estarán espiritualmente, unidos en la oración».

«Los jóvenes de las pasadas Jornadas Mundiales de la Juventud son adultos y saben hasta qué punto ha sido preciosa para su vida esta experiencia –concluye el sacerdote–. Los jóvenes de hoy, adultos de mañana, sabrán que también Sydney está cerca, y que la esperanza y el amor en el futuro de la Iglesia y de toda la humanidad también depende de ellos».

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ZENIT Staff

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