La justicia social pasa a través de la dignidad del trabajo

Publicada una guía de colaboración entre instituciones religiosas y la OIT

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ROMA, domingo 29 enero 2012 (ZENIT.org).- La dignidad del trabajo y de los trabajadores como un valor común de las diferentes tradiciones religiosas. Este es el tema entorno al cual gira el análisis sobre la crisis económica y social que atraviesa a gran parte del mundo, y que aborda la guía titulada “Convergencia: Trabajo digno y justicia social en las tradiciones religiosas”.

El texto de la guía “Convergencia: Trabajo digno y justicia social en las tradiciones religiosas” es el fruto de una colaboración sobre la justicia social que diversas comunidades religiosas están llevando a cabo junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la agencia de la ONU encargada de promover el trabajo digno y productivo en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana de los hombres y mujeres. En particular, la OIT busca garantizar que las normas del trabajo sean respetadas tanto en los principios como en la práctica, informaba el diario vaticano L’Osservatore Romano el 27 de enero.

La guía –que se enriquece con las contribuciones del Pontificio Consejo Justicia y Paz, del Consejo Mundial de Iglesias y de la Organización Islámica para la Educación, la Ciencia y la Cultura–, se ha presentado recientemente con ocasión de la difusión del informe anual de la OIT que pone de manifiesto la gravedad de la situación del empleo y el creciente malestar social.

El mundo, destaca el informe, se enfrenta a «un desafío urgente» con respecto a la creación de millones de nuevos empleos productivos para generar un crecimiento sostenible y preservar la cohesión social.

Especialmente los jóvenes –observa–, son los más afectados por el desempleo. En particular, según el informe, se estima que 74,8 millones de personas están desempleadas entre los quince y veinticuatro años de edad, con un incremento de más de cuatro millones desde el 2007.

La guía explora y profundiza en los conceptos de solidaridad y de seguridad ya expresados en la Agenda para un Trabajo Digno (Decent Work Agenda)promovida por la OIT (la Agenda para un Trabajo Digno es el programa creado por representantes de los gobiernos, del mundo del trabajo y de los negocios, para sentar las bases de un marcomás justoy más estable en el desarrollo global), reconociendo la importancia de las contribuciones concretas y de los compromisos de las comunidades cristiana, judía, musulmana y budista en la afirmación de la justicia social, la dignidad en el trabajo y los derechos.

La iniciativa, explicó Juan Somavia, director General de la OIT, representa «una primera etapa en un camino común que dará paso a la aparición de una nueva era de justicia social, basada sobre nuestros valores comunes. La espiritualidad y los valores son esenciales para la búsqueda de una globalización justa».

Por su parte, las comunidades religiosas, como se lee en la introducción del texto, comparten «la preocupación común de los fieles: para ellos, el trabajo está en el centro de toda vida humana». Un trabajo digno, señalan, «realizado en el respeto de la dignidad humana y de la seguridad de los trabajadores, ayuda a garantizar una vida digna para las familias y sus hijos. Y por lo tanto, para el beneficio de todos y de toda la sociedad».

El desarrollo de la guía implicó una serie de reuniones entre líderes religiosos y representantes de la Organización Internacional del Trabajo en varias ciudades, incluyendo Ginebra, sede del Consejo Mundial de las Iglesias (CMI). La adhesión del CMI es parte de un programa de justicia social anunciado en la IX Asamblea General que se celebró en Brasil en 2009.

En un comunicado de la organización ecuménica, se destaca la fructífera colaboración con la OIT. «Cuando nos reunimos en 2010 con el secretario general del CMI, Olav Fykse Tveit, –dijo Somavia–, ambos consideramosque nuestras organizaciones deben comprometerse en un camino común, basado en la convicción y la conciencia de que la paz, la justicia social y el mundo del trabajo están relacionados entre sí». Como cristianos, añade el secretario general del Consejo Mundial de las Iglesias, «consideramos que el trabajo se nos ha dado como un modo de desarrollar nuestros talentos y promover el bien común». Hay que destacar que «el trabajo también contribuye a la afirmación de la justicia y de la paz.»

Traducido del italiano por José Antonio Varela

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ZENIT Staff

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