La «lectio divina», una luz contra el conformismo actual

Mensaje para la Jornada Mundial de la Vida Consagrada en Italia

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ROMA, viernes, 24 enero 2008 (ZENIT.org).- De la «lectio divina», los religiosos pueden obtener la luz necesaria para no caer en el conformismo del tiempo actual. Lo afirma el mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2008 preparado por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).

Esta Jornada se celebra cada año el 2 de febrero, fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, y es la ocasión en que toda la Iglesia alaba y agradece al Señor el don de esta vocación eclesial. Fue instituida por Juan Pablo II en 1997.

«Jesús presentado al señor, es decir ofrecido y donado al Padre –dice el mensaje de la CEI–, prefigura su ofrecimiento pascual, en el que se realiza de modo perfecto el holocausto, es decir el sacrificio por excelencia, en el que la víctima era completamente quemada, y ascendía «en honor del Señor un perfume agradable» (Éxodo 29, 18), «una suave fragancia» (Génesis 8, 21)».

«El Espíritu Santo, fuego de Dios, consuma la ofrenda de Cristo en el altar de la cruz y hace subir aquél suave perfume que hace respirable y bello el mundo».

La ofrenda de Jesús en la cruz, «esta obediencia-caridad, que abraza a cada hombre –añade el mensaje–, es el verdadero culto agradable a Dios, la luz que ilumina a las naciones y la gloria de Israel».

El mensaje anima a «la asidua lectura de la Palabra de Dios –tema del próximo Sínodo de los Obispos (5-26 octubre 2008)– en la forma de la «lectio divina» personal y comunitaria».

De este modo, añade, «podréis extraer aquella luz y alimentar aquella sensibilidad espiritual que permite no conformarse a la mentalidad de este siglo y discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable a Él y perfecto».

El mensaje recuerda que el mismo Benedicto XVI, en la audiencia a los superiores y superioras generales de 2006, había «advertido del peligro de la mediocridad, el aburguesamiento y la mentalidad consumista, que pone hoy en peligro también a la vida consagrada», recordando que «el Señor quiere hombres y mujeres libres, no vinculados, capaces de abandonarlo todo para seguirle y encontrar sólo en Él el propio todo».

«De este modo –subraya el mensaje–, se aprende a asumir el estilo de vida de Cristo casto, pobre y obediente, humilde y sobrio, tendente a la caridad».

«Tal escucha encontrará su plenitud en la participación devota y cotidiana en el misterio eucarístico, evento en el que la Palabra acogida y meditada se hace Presencia de Jesús salvador», concluye.

Traducido del original italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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