La libertad amenazada de los católicos rusos exige solidaridad

Entrevista con el arzobispo católico de Moscú, Tadeusz Kondrusiewicz

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ROMA, 25 abril 2002 (ZENIT.org).- Mientras algunos de los máximos exponentes de la Iglesia católica en Rusia son expulsados, y la Duma (Cámara de diputados) pide al presidente Vladimir Putin el cierre de las cuatro diócesis católicas, acaba de presentarse a la opinión pública la «Enciclopedia Católica Rusa».

El arzobispo católico de Moscú, monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, que presentó la obra el pasado martes en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, explica en esta entrevista concedida a Zenit que la obra era necesaria en momentos en que la libertad religiosa de los católicos está amenazada.

–Zenit: Después de la expulsión del padre Stefano Caprio y del obispo Jerzy Mazur de San José de Irkutsk (Siberia Oriental), usted ha hablado de violación de los derechos humanos y de dura limitación de la libertad de conciencia y religiosa. Ha llegado a afirmar que hay una campaña organizada contra la Iglesia católica.

–Monseñor Kondrusiewicz: La vida de la Iglesia católica en Rusia no es fácil –en realidad no lo era tampoco en los años pasados–, pero tras los acontecimientos del 11 de febrero, cuando se erigieron las cuatro diócesis católicas, es realmente más complicada.

Realmente no entiendo la vehemente reacción de la Iglesia ortodoxa. Es difícil comprender por qué pueden tener sus obispos y diócesis en países como Alemania o Bélgica y sin embargo los católicos no podemos tener esa misma posibilidad.

–Zenit: Se acusa a la Iglesia católica de hacer proselitismo.

–Monseñor Kondrusiewicz: Es una acusación infundada. Ciertamente, si alguno me viene a verme y me pide que le bautice, no le puedo mandar a su casa porque sea ruso. Para nosotros la libertad de conciencia tiene que basarse sobre el reconocimiento de la dignidad humana y de la libertad religiosa. Para los ortodoxos, si uno es ruso de nacimiento, sólo puede ser ortodoxo.

Otro problema afecta a las diócesis. Los ortodoxos dicen: «una ciudad un obispo». Ahora bien, fuera de Rusia esto no lo aplican. En Vilnius, donde hay un arzobispo católico, el cardenal Audrys Jouzas Backis, hay también un arzobispo ortodoxo. Y lo mismo sucede en Berlín, Bruselas, París, etc. ¿Por qué no puede ser así en Rusia?

Tras la decisión del Santo Padre de crear estructuras normales para la Iglesia católica en Rusia, los máximos responsables de la Iglesia ortodoxa han lanzado la señal de alarma, diciendo que pueden tener una influencia negativa para toda Rusia.

Sin embargo, la población no está de acuerdo. La radio «Eco de Moscú» ha realizado un estudio de opinión, según la cual, el 62 por ciento de los entrevistados reconoce que no ve ningún problema y que es un desarrollo normal.

Cuando tuvo lugar la conexión televisiva entre Roma, Moscú, y otras ciudades, para que los jóvenes rezaran el Rosario con el Papa, el patriarca de Moscú, Alejo II, dijo que fue una invasión del Santo Padre en territorio ruso.

La misma radio «Eco de Moscú» hizo un sondeo sobre el tema: el 82 por ciento de las respuestas eran favorables a la Iglesia católica.

–Zenit: ¿Cómo vive esta situación la comunidad católica?

–Monseñor Kondrusiewicz: Estamos muy preocupados. Después de la expulsión de monseñor Mazur y del padre Caprio, entre nuestros fieles hay miedo, incertidumbre ante el futuro, todos se preguntan: «¿a quién le tocará ahora?».

Preocupan también las manifestaciones de intolerancia. El lunes pasado la Iglesia ortodoxa rusa tuvo una rueda de prensa junto a un frente nacionalista paneslavo, «Unidad de los ciudadanos ortodoxos», para anunciar que el domingo tendrán lugar manifestaciones en 30 ciudades contra la Iglesia católica. Me pregunto, ¿qué puede suceder? ¿Qué traerán estas manifestaciones?

Por este motivo, he escrito una carta al metropolita Kirill, encargado de las relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú, al presidente Putin, y a otros personajes oficiales para pedir un encuentro urgente. No he recibido ninguna respuesta. La única excepción ha sido la Administración de la presidencia, con la que me he encontrado dos veces.

–Zenit: Qué pueden hacer los demás países, en particular los católicos, para promover el respeto de la libertad religiosa en Rusia.

–Monseñor Kondrusiewicz: Hasta ahora sólo la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha hecho una declaración neta en la que expresa su preocupación por la situación de la libertad religiosa en Rusia. Y, sin embargo, durante el último Sínodo hablamos mucho sobre la colegialidad. No hay colegialidad sin solidaridad, por eso espero que otros intervengan a favor nuestro

–Zenit: ¿Favorecerá la situación la visita del Papa a Bulgaria, a finales de mayo?

–Monseñor Kondrusiewicz: En general ayudará, pues nadie parece tener posiciones tan radicales como el patriarca de Moscú. A pesar de las preocupaciones a corto plazo, creo que en el futuro la situación se allanará, pues no hay alternativa al diálogo.

El mismo patriarca Alejo II, la semana pasada, ofreció una entrevista en la que, por primera vez, respondía de manera diferente a la posibilidad de mantener un encuentro con Juan Pablo II. Antes decía: estoy dispuesto a encontrarme con el Santo Padre después de que se resuelvan los problemas. Ahora ha dicho: estoy dispuesto a encontrarme con él si esto puede ayudar a resolver nuestros problemas. No sé bien qué es lo que tenemos que esperar, pero todos los observadores han subrayado un cambio de tono.

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ZENIT Staff

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