«La libertad religiosa no avanza en China»

Según el director de AsiaNews

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ROMA, miércoles, 27 abril 2005 (ZENIT.org).- El director de la agencia de noticias Asianews, Bernardo Cervellera, comenta en esta conversación con Zenit el espinoso tema de la libertad religiosa en China.

Para este sacerdote misionero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME), quien ha vivido en China y la visita a menudo, autor del libro «Misión China», editado en Milán por Ancora, es necesario que los empresarios que invierten en ese país se comprometan a favor de los derechos humanos.

Por este motivo, hace un llamamiento a la comunidad internacional a pronunciarse a favor de una campaña que busca liberar a cristianos encerrados en las cárceles de China.

–La campaña para liberar a sacerdotes y otras personas cristianas, ¿no puede ser contraproducente para ellos, causando más represalias?

–Cervellera: Nos la han pedido personas amigas de los detenidos. Los países totalitarios sólo tienen miedo de la opinión pública internacional. Presentar las violaciones de los derechos humanos y de la libertad religiosa, en particular, es el único camino para obtener algo.

La campaña de AsiaNews para la liberación de 19 obispos y 18 sacerdotes detenidos de distintos modos por el gobierno chino ha recibido importantes adhesiones, como por ejemplo, la del Parlamento europeo y la de a Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

Además, necesitamos decirles a los occidentales que van a hacer negocios a China que participen en la construcción de una nueva civilización, basada en la dignidad del hombre. A veces los negocios hacen más mal que bien a China.

–China argumenta que no mantiene relaciones con la Santa Sede –así justificó su ausencia en el funeral de Juan Pablo II– porque el Vaticano mantiene relaciones con Taiwán. ¿Este es el motivo?

–Cervellera: China, desde al menos veinte años, sigue diciendo que las relaciones diplomáticas con el Vaticano no existen porque la Santa Sede mantiene relaciones con Taiwán y que antes de entablarlas necesita que el Vaticano las interrumpa con Taiwán.

El segundo argumento del gobierno chino es que el Vaticano no tiene que meterse en los asuntos internos de la Iglesia en China, en particular con los nombramientos de los obispos.

China no dice, sin embargo, que el Vaticano mantiene relaciones con Taiwán porque no le queda otra opción: en 1951, la República Popular de China rompió las relaciones con la Santa Sede y expulsó al nuncio apostólico.

China no se da cuenta de la Santa Sede siempre ha dicho que las relaciones con Taiwán no son tan importantes, y la prueba es que el Vaticano no tiene allí a un nuncio sino a un encargado. No es una auténtica embajada (nunciatura), la verdadera embajada fue la de Pequín, pero por el momento no se puede hacer otra cosa.

El problema mucho más grave es el del Papa y los nombramientos de los obispos. En China, lo conciben como una relación con una potencia extranjera, pues lo interpretan todo de modo político y no pastoral.

Así pues las dificultades dependen totalmente de China, que usa el motivo de Taiwán para no dar pasos adelante en la libertad religiosa.

El gobierno tiene miedo de Taiwán, una isla con 23 millones de habitantes frente a los 1.300 millones de China, porque Taiwán es un país democrático y podría declarar antes o después la independencia.

En realidad este problema de la unidad con Taiwán es un intento de China para tener unido el país, utilizando la baza del nacionalismo. Es el único ideal que queda en China, país totalmente dividido entre ricos y pobres, entre zonas costeras e interiores, ciudades y campos, dónde se anidan muchas tensiones sociales.

–¿Pero no se han abierto recientemente la reglamentación en materia de libertad religiosa en China?

–Cervellera: No es exactamente así. Con las nuevas normas, en vigor desde el 1 de marzo, se permite a comunidades cristianas tener lugares de culto, pero lo que se busca es una mayor eficacia en el control y basta.

Entre los católicos, nadie ve ningún progreso. Se permite a los ortodoxos la inscripción, pero esto no le impide al gobierno controlar la libertad de las iglesias, un derecho fundamental. No se ven progresos, es más, China no está dando pasos adelante.

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ZENIT Staff

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