La madre de san Juan Bosco es «venerable»

Margarita Occhiena, cofundadora de la Familia Salesiana

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 15 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Este 15 de noviembre, en la Capilla de la Comunidad Salesiana del Vaticano, el cardenal José A. Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, leyó el Decreto que reconoce la heroicidad de la vida y de las virtudes de Margarita Occhiena, madre de san Juan Bosco, así como la fama de su santidad.

Estaban presentes el rector mayor de los Salesianos, don Pascual Chávez, el Postulador General, don Enrico Dal Cóvolo, el prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana, don Rafael Farina, el director general de la Tipografía Vaticana, don Elio Torrigiani, y los hermanos de la Comunidad.

Al final de la lectura el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, se hizo presente con su saludo y su bendición.

El 23 de octubre pasado la Congregación para las Causas de los Santos, a propuesta del Papa Benedicto XVI, había promulgado el Decreto.

Al final de la breve pero emocionante ceremonia el rector mayor dijo: «Es una jornada memorable para la Familia Salesiana que ve cómo Mamá Margarita da un paso más hacia los altares».

«Es un acontecimiento muy esperado desde hace tiempo por todo el mundo salesiano y al que nos hemos preparado con muchas iniciativas en honor de la mamá de don Bosco. Nos encomendamos a ella para interceda por toda la Familia Salesiana y por la Congregación que se prepara para celebrare el XXVI Capítulo General en el año 2008».

Entre las muchas asociaciones que existen merece atención la «Asociación Mamá Margarita», animada por el mismo Rector Mayor, que agrupa a los padres de los Salesianos invitándoles a la oración y al impulso y apoyo de la vocación de sus propios hijos.

Margarita Occhiena nació el 10 de abril de 1788 en Capriglio (Asti) y recibió el bautismo, el mismo día, en la iglesia parroquial.

Vivió en su casa hasta unirse en matrimonio con Francisco Bosco. Más tarde, se trasladó a vivir a Becchi. Después de la muerte prematura de su marido, Margarita, a sus 29 años, tuvo que sacar adelante a su familia, ella sola, en un tiempo de hambruna cruel.

Cuidó de la madre de Francisco y de su hijo Antonio, a la vez que educaba a sus propios hijos, José y Juan.

Con un cariño especial acompañó a su hijo Juan en su camino hacia el sacerdocio y fue entonces, a sus 58 años, cuando abandonó su casita del Colle y le siguió en su misión entre los muchachos pobres y abandonados de Turín (1848).

Aquí, durante diez años, madre e hijo unieron sus vidas con los inicios del Trabajo Salesiano. Ella fue la primera y principal cooperadora de Don Bosco y, con su amabilidad hecha vida, aportó su presencia maternal al Sistema Preventivo.

Fue así como, aún sin saberlo, llegó a ser la «cofundadora» de la Familia Salesiana, capaz de formar a tantos santos, como Domingo Savio y el padre Miguel Rua.

Era analfabeta pero estaba llena de aquella sabiduría que viene de lo alto, ayudando, de este modo, a tantos niños de la calle, hijos de nadie. «Para ella Dios era lo primero, así consumió su vida en el servicio de Dios, en la pobreza, la oración y el sacrificio», explica una biografía distribuida por la Familia Salesiana.

Murió a los 68 años de edad, en Turín, un 25 de noviembre. Una multitud de muchachos que lloraban por ella como por una madre, acompañó sus restos al cementerio.

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ZENIT Staff

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