La mitad de la población de Haití está en riesgo alimentario, advierte «Cáritas»

El conflicto actual está agudizando el sufrimiento de la empobrecida población

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PUERTO PRÍNCIPE, martes, 24 febrero 2004 (ZENIT.org).- El director de «Cáritas» de Haití, Wilnus Tilus, ha alertado a la comunidad internacional, junto a los representantes de otras seis ONG haitianas, de la alarmante situación de riesgo alimentario en la que se encuentran actualmente cuatro millones de haitianos, es decir, la mitad de la población.

Así se desprende de una declaración –fechada el 13 de febrero– en la que, bajo el título «Haití, al borde de una guerra civil generalizada», se hacen eco del «carácter angustioso, alarmante y crítico de la situación socio-política que vive actualmente el pueblo haitiano, en vísperas de la celebración del bicentenario de su independencia».

En el llamamiento se expone el clima de terror que se ha instalado en la isla, la represión sistemática que ejercen tanto las fuerzas policiales como los grupos de civiles armados, las grandes dificultades de las víctimas para recurrir a la justicia y la situación generalizada de inseguridad que afecta, sin distinción, a todos los sectores de la sociedad haitiana.

La declaración apela al apoyo de la comunidad internacional para que el pueblo de Haití pueda ejercer sus derechos constitucionales, se condene todo acto de violencia política en el país y se adopten las medidas necesarias para que se detenga el traslado de armas y munición hacia Haití.

Las ONG haitianas piden, asimismo, que las posibles intervenciones humanitarias que se pongan en marcha hagan todo lo posible por evitar que entre la población haitiana se acentúe una mentalidad de dependencia.

En las últimas semanas, el presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, se enfrenta a un gran movimiento antigubernativo organizado de un lado pacíficamente por la oposición política y la sociedad civil, y por otra por algunos grupos insurrectos armados. Más de medio centenar de personas han muerto desde el inicio de la revuelta armada el pasado 5 de febrero.

El deterioro de la situación social está repercutiendo cada vez más en la economía del país caribeño, con una población de 8,1 millones de habitantes, de los cuales el 65% vive por debajo del umbral de una pobreza extrema.

Los Estados Unidos siguen excluyendo una opción militar por el momento, mientras que la oposición política al presidente Aristide no ha aceptado la solución negociada –presentada por EE. UU., Francia, Canadá, la Comunidad de los Países del Caribe (Caricom) y la Organización de Estados Americanos (OEA)— y piden que el jefe de Estado abandone su cargo.

Según el plan, acogido favorablemente por el presidente, éste permanecería al frente del país hasta el final de su mandato en 2006, pero se crearía un nuevo gobierno con el nombramiento de un primer ministro de consenso nacional –el plan excluye la participación en el ejecutivo de cualquier representante de la parte armada de la insurrección–.

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin, se reunirá en París con miembros de la oposición haitiana, que rechaza el plan de paz internacional y reclama la salida del presidente Jean-Bertrand Aristide.

La comunidad internacional dio en la noche del lunes a la oposición haitiana un plazo de 24 horas para que reconsidere su negativa al plan de paz para resolver la crisis política del país.

Mientras tanto, tras haber conquistado la segunda ciudad en importancia del país, Cabo Haitiano, los rebeldes del «Frente para la Liberación y la Reconstrucción Nacional» –liderado por Winter Etienne– habrían comenzado a detener a personal cercano al gobierno.

Además, los rebeldes señalaron que la totalidad de Haití podría caer bajo su control en dos o tres semanas, incluida Puerto Príncipe, donde Aristide ha prometido resistir, observa «Efe».

En las últimas tres semanas, los rebeldes –la mayoría ex militares del ejército disuelto por Aristide– se han hecho con las capitales de tres departamentos del centro y norte del país, controlando más de la mitad de Haití.

Acusan al presidente de corrupción, manejos electorales y violaciones de los derechos humanos, mientras que la oposición democrática a Aristide rechaza el uso de las armas para derrocar el gobierno. Los rebeldes no actúan con la oposición democrática del país.

En cuanto a la situación humanitaria, tras la advertencia de la República Dominicana –que el lunes se declaró incapaz de hacer frente a un eventual éxodo masivo de haitianos–, los Estados Unidos han manifestado que están preparando un campo para decenas de miles refugiados en la bahía cubana de Guantánamo.

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ZENIT Staff

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