La muerte de sor Lucía, «una noticia muy triste» para el Papa

En el mismo día de su muerte, la religiosa recibió una carta de Juan Pablo II

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 14 febrero 2005 (ZENIT.org).- La noticia de la muerte de sor Lucía, último testigo en vida de las apariciones de María en Fátima, es para Juan Pablo II «muy triste», ha afirmado el cardenal portugués José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Al comentar el fallecimiento de la religiosa, acaecido este domingo a los 97 años, en el convento de Coimbra, el purpurado ha declarado: «conocemos bien las relaciones de profunda amistad que existían entre los dos», según informa la agencia católica portuguesa «Ecclesia».

«Se encontraron varias veces y para Juan Pablo II han sido siempre momentos de gran espiritualidad. El Papa siempre ha dicho que la Virgen María le salvó del atentado en la plaza de San Pedro, el 13 de mayo de 1981. Y Fátima y los pastorcillos tienen un lugar muy especial en su corazón», añadió.

El Santo Padre siempre ha considera que la intervención de la Virgen de Fátima le salvó la vida en el atentado del turco Alí Agca, en ese 1981. Como agradecimiento, el 13 de mayo de 1982 viajó a Fátima y en su corona hoy está engarzada la bala que hirió al pontífice.

En las últimas semanas, las condiciones de salud de sor Lucía se habían agravado. Al recibir estas noticias, Juan Pablo II envió el sábado pasado un mensaje a sor Lucía.

El obispo de Coimbra, monseñor Albino Cleto, ha confirmado que la religiosa escuchó la lectura del mensaje este domingo y, al quedar «muy impactada», pidió leer personalmente el texto del fax.

«Fue quizá la última reacción que tuvo con relación a la vida que le rodeaba», añade el obispo en declaraciones a «Ecclesia».

En su mensaje, el Papa afirmaba que, al recibir la noticia de su enfermedad, pedía a Dios que la religiosa supiera vivir «el momento del dolor y sufrimiento» con «espíritu pascual» y concluía impartiéndole su bendición.

Cerrada en su celda del convento, sor Lucía murió rodeada de sus hermanas en religión, del obispo de Coimbra, del médico y de la enfermera que la asistían.

La muerte fue provocada por la avanzada edad de la religiosa, que el 22 de marzo próximo debería haber cumplido 98 años.

Juan Pablo II se encontró con sor Lucía en las tres visitas que realizó al Santuario de Fátima en 1982, en 1991 (diez años después del atentado), y el 13 de mayo de 2000 (en ese día, los pastorcitos Jacinta y Francisco fueron proclamados beatos).

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ZENIT Staff

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