La nueva evangelización y el Año de la Fe nos prepararon para entender a Francisco

Entrevista al obispo español Raúl Berzosa en el encuentro de Renovación Carismática

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El obispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa, profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca y miembro de comisiones de Medios de Comunicación Social y a la Junta de Asuntos Jurídicos de la CEE, se encuentra este fin de semana en la ciudad italiana Rímini en el Congreso que la Renovación Carismática está realizando hasta el 3 de noviembre. En una charla a los integrantes del movimiento ha hablado sobre la misión, programa y paradigma de la Iglesia. A continuación ZENIT le preguntó algunos particulares sobre la nueva evangelización, el Año de la Fe y el papa Francisco.

Este año la Iglesia ha vivido dos momentos importantes, el Año de la Fe y la renuncia de Benedicto XVI y elección de Francisco. ¿De qué forma han impulsado la Nueva Evangelización estos dos eventos?

–Ya no se habla tanto de la Nueva Evangelización en teoría sino que ahora hablamos de la nueva evangelización con piernas, con corazón y con manos; que es lo que el papa llama la conversión pastoral. No hubiera sido posible entender al papa Francisco, en esta dimensión de la conversión pastoral, si antes no hubiéramos estado metidos en la  Nueva Evangelización a nivel de sensibilización y mentalización y por otra parte, sin el Año de la Fe tampoco lo hubiéramos entendido. Este Año de la Fe nos ha preparado los corazones y las comunidades a recibir esta novedad, en la que esta conversión pastoral se traduce a lo concreto. La Nueva Evangelización es todo lo que dice y todo lo que insinúa el papa Francisco en todo lo que hace, 

¿Cómo se han vivido en la Iglesia de España estos últimos meses desde el nombramiento de Francisco?

–Mucha gente por la calle me dice que ya era hora que el papa nos hable en un lenguaje que entendemos. Creo que el terreno estaba abonado ya con el papa Juan Pablo II y Benedicto XVI para que lo que ahora Francisco nos está diciendo calara en el pueblo. Además, los obispos y todos los agentes de pastoral estamos en esa dinámica de acogida, de traducir a España lo que el papa está diciendo y de ponerlo en práctica.  Y lo más importante, los obispos españoles vamos a tener la visita Ad Limina entre febrero y marzo y creo que ese va a ser el impulso definitivo para que lo que el papa nos está regalando día a día, que es una maravilla, cuaje de verdad.

Y otro de los temas sobre los que papa Francisco también está hablando mucho de la autorrealización, ¿cree que la Iglesia se había olvidado en estos últimos años la misión de salir fuera?

–Creo que durante unos años, y vale especialmente para España, nos hemos estado mirando demasiado el ombligo y hemos creado comunidades ‘estufa’ donde decíamos ‘que calentitos estamos todos, que bien estamos». Pero habíamos perdido la dimensión de la evangelización, del ser misioneros. Es como si nos hubiéramos resignado a decir, ‘los que vienen siempre, los que están en casa son los nuestros y los que están en la periferia, alejados o se fueron por la parte de atrás sin hacer ruido, ya no forman parte de los nuestros. Creo que el papa ha sido muy oportuno que nos ha dicho que la Iglesia o es misionera o es nada. La fe es como el agua, si se estanca se pudre y no sirve para nada. La frase de H. U. von Balthasar me parece decisiva «el centro de la Iglesia es la periferia, es la misión».

– Y ¿cómo evangelizar a aquellos que creen en Dios pero se sienten lejanos o han perdido la fe en la Iglesia?

— Si a la Iglesia sólo se la ve como una organización, una multinacional pues lógicamente la Iglesia no es nada. Pero si tú te sientes Iglesia y la Iglesia eres tú y vuelves a recuperarte tú como parte de la Iglesia y sobre todo descubres testigos, personas y comunidades que son testimonio de la Iglesia viva; en seguida cambia la imagen. Esta es la llamada de atención que el papa está haciendo: la Iglesia aunque necesite de una organización que no se convierta en una organización sino que sea servidora y testigo vivo de los mejor que hay en ella que es Jesucristo.

¿Cómo analizaría la visión de las Iglesia de los últimos papas?

— Hace 50 años, Juan XXIII en Mater et Magistra nos hizo dos preguntas: Iglesia ¿qué dices de ti misma y qué rostro quieres ofrecer a los hombre y mujeres de hoy? Viene el papa Pablo VI y nos dice en Evagelii Nuntiandi: ¿Iglesia, qué dices en concreto del hombre y mujer de hoy y cómo evangelizar al hombre y mujer de hoy? Viene el papa Juan Pablo II y en la Redemptor Hominis dice Iglesia, ¿qué dices de Jesucristo y cómo abrir el corazón del hombre y la mujer al Jesucristo? Con Benedicto XVI y dice Iglesia ¿qué dices de Dios y cómo hacer amable ese rostro de Dios en este mundo que han nacido fanatismo, violencia religiosa, formas religiosas no concretas? Dios sigue siendo amor y misericordia, y nos lo dijo en la Deus Caritas est. Y ahora Francisco nos dice Iglesia, ¿qué dices de los pobres, de los más necesitados, de aquellos que ni siquiera están en la Iglesia y esperan algo de ella, y cómo ser Iglesia pobre y para los pobres?

En esta labor de evangelización, ¿cómo conjugar el trabajo de los laicos con la de los sacerdotes y religiosos y religiosas sin que se sienta competencia?

— Aterrizamos para explicar esto. En la diócesis o en las parroquias ojalá se formaran equipos apostólicos donde laicos, sacerdotes y religiosos trabajaran al mismo tiempo. Y ¿cómo hacer para quitar los prejuicios, y las ‘sospechas’ de unos y otros? Esto se logra si en estos equipos apostólicos se reza, se comparte, se vive, se celebra y se trabaja conjuntamente. El roce y la convivencia hace que los prejuicios desaparezcan.

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Staff Reporter

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