La obra de la Santa Sede de Peregrinaciones lanza vuelos charter

A los principales santuarios o metas religiosas

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ROMA, martes, 28 agosto 2007 (ZENIT.org).- Este lunes se firmó en el aeropuerto Leonardo Da Vinci de Roma el acuerdo de cinco años entre la Obra Romana de Peregrinaciones, dependiente de la Santa Sede, y la compañía Aérea Mistral Air con el que se han creado vuelos charter hacia lugares de peregrinación.

En ese contexto, despegó el vuelo inaugural hacia Lourdes en el marco de la tradicional peregrinación de la diócesis de Roma. Pero el tramo Roma-Lourdes no es el único previsto. Otros de los destinos de la iniciativa son Fátima (Portugal), Santiago de Compostela (España), Tierra Santa, Czestochowa (Polonia), Sinaí (Egipto), o Guadalupe (México).

El acuerdo con la compañía, recién creada por Correos de Italia –antes pertenecía al actor de cine Bud Spencer– prevé la utilización de un Boeing 737-300. Entre otras cosas, el acuerdo busca ofrecer vuelos más baratos a los peregrinos, así como un ambiente de acogida y oración.

En una rueda de prensa concedida con motivo del lanzamiento del primer vuelo, monseñor Liberio Andreatta, vicepresidente de la Obra Romana para las Peregrinaciones, explicó que «con esta iniciativa cambia en parte la historia y la forma pastoral de nuestras peregrinaciones».

Durante años, explicó monseñor Andreatta, una característica de la peregrinación de una semana a Lourdes era el viaje en tren, que duraba un día y medio de ida y el regreso, con tiempo para conocerse, para caminar juntos y «sumergirse en la gran belleza de de Lourdes».

«Era el momento más adecuado para preparar al peregrino –siguió diciendo–, que de este modo no llegaba a Lourdes catapultado en una realidad que no conoce y en un mensaje que quizá no logra asimilar en poco tiempo».

«Con el pasar de los años las costumbres se transforman –reconoció–. El peregrino moderno trata de ahorrar tiempo. Al mismo tiempo, en una sociedad de consumo y bienestar, en la que todos van de prisa, no queríamos que el peregrino entrara en este torbellino». Queríamos dar «una respuesta fecunda a las necesidades de los fieles», aprovechando el tiempo lo mejor posible.

Surgió así la idea de hacer un acuerdo con una compañía aérea «que nos ha dado la posibilidad de utilizar los aviones como utilizábamos los trenes. Para conocerse, para escucharse».

El padre Caesar Atuire, administrador delegado de la Obra Romana de Peregrinaciones, explicó que «al subir a estos aviones, el peregrino encontrará a personal atento a la escucha, a la acogida», pues «la peregrinación comienza en el momento en el que uno sale de casa y, por tanto, todas las condiciones que acompañan a un hombre o una mujer que viaja hacia un santuario tienen que ser adecuadas para prepararle a este encuentro».

«Pero no todo termina aquí –añadió–: también para el regreso se prevén sugerencias que pueden ayudar a que la peregrinación no sea un bonito paréntesis en la vida, sino que se convierta en una manifestación de la realidad cotidiana».

Al final, tomó la palabra el cardenal Camillo Ruini, vicario general de la diócesis de Roma, para reconocer que «las formas de la peregrinación cambian mucho pero su alma permanece inalterada»: «buscar con esta forma de viaje y de oración un contacto más profundo con Dios».

Nacida a finales de 1933, la Obra Romana de Peregrinaciones es una actividad institucional del Vicariato de Roma, órgano de la Santa Sede.

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ZENIT Staff

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