La paradoja de Dios: grandeza colosal y ternura entrañable; según el Papa

En el portal del Belén se comprende la aparente contradicción divina

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CIUDAD DEL VATICANO, 20 noviembre 2002 (ZENIT.org).- El estupor suscitado por la colosal grandeza de Dios y su ternura entrañable se convirtió en el argumento central de la meditación que dirigió Juan Pablo II este miércoles, durante la tradicional audiencia general.

Para poder comprender esta aparente paradoja divina, concluyó al dirigirse a los 7.000 peregrinos presentes en la Sala Pablo VI del Vaticano, es necesario contemplar el portal de Belén.

El pontífice basó su reflexión en el cántico que aparece en capítulo 40 del libro del profeta Isaías y en el que se presenta a Dios como el «Buen Pastor».

«Frecuente en la Biblia y en otras tradiciones, esta imagen evoca la idea de guía y de dominio, pero en este caso tiene sobre todo rasgos tiernos y apasionados, pues el pastor es también el compañero de viaje de sus ovejas», aclaró el obispo de Roma.

«Cuida el rebaño no sólo apacentándolo y preocupándose de que no se disperse –añadió–, sino también inclinándose con ternura sobre los corderos y sus madres».

Al mismo tiempo, constató el Papa, el cántico bíblico reconoce que este pastor es el Creador del universo: «Nadie puede compararse a él en esta obra grandiosa y colosal».

«Nadie es capaz de medir el inmenso universo creado por Dios –aclaró–. El profeta da a entender que los instrumentos humanos son ridículamente inadecuados para esta tarea». Para el himno del Antiguo Testamento, es el señor de la historia, «los pueblos son como «una mota de polvo»».

De este modo, constató Juan Pablo II, «el profeta recuerda al hombre la conciencia de su límite ante la infinita grandeza y la soberana omnipotencia de Dios».

La muestra más sorprendente de la potencia y de la ternura de Dios, concluyó el sucesor de Pedro, se puede contemplar en Belén. «Ese Dios infinito y omnipotente se ha hecho pequeño y limitado», constató citando las palabras de san Jerónimo (343-420), quien exhortaba: «Mírale, si bien en su puño encierra el universo, está encerrado en un angosto pesebre».

Con esta reflexión, el Papa continuó con la serie de meditaciones que viene dedicando desde hace más de un año a los salmos y cánticos del Antiguo Testamento, que se han convertido en motivo de oración diaria para los cristianos. Pueden consultarse en la página web de «Zenit» en la sección dedicada a la «Audiencia del miércoles» (http://www.zenit.org/spanish/audiencia/).

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ZENIT Staff

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