La parroquia, clave para resistir a la cultura secularizada; según el Papa

Corazón de la vida sacramental comunitaria; asegura

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CIUDAD DEL VATICANO, 25 noviembre 2002 (ZENIT.org).- El secreto para que los laicos puedan resistir al impacto de la «cultura secularizada dominante» es, según Juan Pablo II, el redescubrimiento de la parroquia, lugar de encuentro con Dios en los sacramentos, en particular, en la Eucaristía.

Así lo expresó este sábado al encontrarse con los participantes en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para los Laicos, que se celebró la semana pasada en Roma sobre el tema: «Es necesario seguir caminando recomenzando desde Cristo, es decir, de la Eucaristía».

En su discurso, en el que respondió a las palabras de saludo del cardenal estadounidense James Francis Stafford, presidente de ese organismo vaticano, el pontífice recordó que «la comunidad parroquial es el corazón de la vida litúrgica; es el lugar privilegiado de la catequesis y la educación en la fe».

«En la parroquia se desarrolla el itinerario de la iniciación y de la formación para todos los cristianos. ¡Qué importante es redescubrir el valor y la importancia de la parroquia, como lugar en el que se transmiten los contenidos de la tradición católica!», insistió.

«Muchos bautizados, en parte a causa del impacto de fuertes corrientes de descristianización, parecen haber perdido el contacto con este patrimonio religioso. La fe es arrinconada con frecuencia en episodios y fragmentos de vida», constató tristeza el obispo de Roma.

«Un cierto relativismo tiende a alimentar actitudes discriminatorias en relación a los contenidos de la doctrina y de la moral católica, aceptados o rechazados basándose en preferencias subjetivas y arbitrarias –siguió diciendo–. De este modo, la fe recibida deja de ser vivida como don divino, como extraordinaria oportunidad de crecimiento humano y cristiano, como acontecimiento de sentido y de conversión de vida».

«Sólo una fe que hunde sus raíces en la estructura sacramental de la Iglesia –aseguró–, que bebe de las fuentes de la Palabra de Dios y de la Tradición, que se convierte en nueva vida e inteligencia renovada de la realidad, puede hacer que los bautizados sean efectivamente capaces de resistir al impacto de la cultura secularizada dominante».

Esta labor de iniciación y formación realizada en la parroquia, debe culminar –según Juan Pablo II– en la relación personal con el sacramento de la Eucaristía, presencia real de Jesucristo para los católicos.

La Eucaristía, subrayó, «acrecienta nuestra unión con Cristo, nos separa y nos preserva del pecado, refuerza los vínculos de caridad, sostiene las fuerzas a través de la peregrinación de la vida, permite pregustar la gloria a la que estamos destinados».

Al participar en la celebración eucarística, reconoció, los cristianos «entregan su existencia –los afectos y los sufrimientos, la vida conyugal y familiar, el trabajo y los compromisos que asumen en la sociedad– como oferta espiritual grata al Padre, consagrando así el mundo a Dios».

El secreto, por tanto, concluyó el Santo Padre para superar la secularización dominante está en «tener siempre presente esta centralidad de la Eucaristía en la formación y en la participación en la vida de las comunidades parroquiales y diocesanas. Es importante volver a comenzar siempre desde Cristo, es decir, de la Eucaristía, en toda la densidad de su misterio».

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ZENIT Staff

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