ANKARA, martes, 28 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI afrontó los actuales desafíos de la paz, al encontrarse con el cuerpo diplomático acreditado en Turquía, y aseguró que ésta exige justicia y respeto de las instituciones internacionales.
«Hemos aprendido que la verdadera paz tiene necesidad de justicia para corregir las desigualdades económicas y los desórdenes políticos, que son siempre factores de tensiones y amenazas para toda la sociedad», afirmó el pontífice en un amplio discurso pronunciado en su primer día en Ankara.
«El desarrollo reciente del terrorismo y la evolución de ciertos conflictos regionales, por otra parte, han subrayado la necesidad de respetar las decisiones de las instituciones internacionales y de mantener, gracias a las fuerzas de interposición, zonas de neutralidad entre los beligerantes », aseguró.
Ahora bien, reconoció, esto es insuficiente «si no se llega al verdadero diálogo, es decir, a la concertación entre las exigencias de las partes involucradas con el objetivo de llegar a soluciones políticas aceptables y duraderas, respetuosas de las personas y de los pueblos».
En particular, el Papa hizo referencia «al conflicto en Oriente Medio, que perdura de manera inquietante, haciendo que su peso caiga sobre toda la vida internacional, con el riesgo de ver cómo se expanden conflictos periféricos y la difusión de actos terroristas».
En este sentido, alentó «los esfuerzos de numerosos países que se han comprometido en la reconstrucción de la paz en el Líbano, entre ellos, Turquía».
El obispo de Roma lanzó un llamamiento ante los embajadores «a la vigilancia de la comunidad internacional para que no se despreocupe de sus responsabilidades y despliegue todos los esfuerzos necesarios para promover entre todas las partes en causa el diálogo, que es el único capaz de asegurar el respeto hacia los demás, salvaguardando los intereses legítimos y rechazando el recurso a la violencia».
«La verdad y la paz llama a todos a cultivar relaciones fecundas y sinceras, estimula a buscar y a recorrer los caminos del perdón y de la reconciliación, a ser transparentes en las negociaciones y fieles a la palabra dada», concluyó.
