La paz exige dos Estados, israelí y palestino; asegura el Papa

Pide luchar contra el terrorismo con las armas de la ética y la ley

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CIUDAD DELVATICANO, 2 junio 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que el conflicto entre israelíes y palestinos podrá superarse cuando se den dos Estados independientes, soberanos y seguros.

Así lo explicó en la mañana de este lunes al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Israel ante la Santa Sede, Oded Ben-Hur, de 51 años, diplomático de carrera, quien hasta ahora era ministro plenipotenciario en el «Policy Planning Bureau».

Una hora después, el Papa recibió en audiencia al secretario de Estado norteamericano Colin Powell, en la que ambos alentaron la aplicación de la «hoja de ruta road map», patrocinada por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU, y que tiene, entre otros objetivos, la declaración de la soberanía del Estado palestino.

Lucha contra el terrorismo
En su encuentro con el nuevo embajador israelí, el Santo Padre afrontó el conflicto en Tierra Santa subrayando, en un primer momento, que «Es indudable que los pueblos y las naciones tienen el derecho intrínseco a vivir con seguridad».

«Este derecho, sin embargo –aclaró–, entraña un deber correspondiente: respetar el derecho de los demás».

«Por eso, al igual que la violencia y el terror no pueden ser nunca medios aceptables de afirmación política, tampoco la venganza ha llevado nunca a una paz justa y duradera».

«Las acciones terroristas deben condenarse siempre como auténticos crímenes contra la humanidad –insistió el Papa–. Todos los estados tienen el derecho innegable a defenderse del terrorismo, pero este derecho debe ejercerse siempre respetando los límites morales y legales tanto en sus fines como en sus medios».

Dos Estados
En segundo lugar, el Papa aseguró que «la Santa Sede está convencida de que el conflicto actual se resolverá únicamente cuando haya dos estados independientes y soberanos».

«Dos pueblos, israelí y palestino, están llamados a vivir uno al lado del otro, igualmente libres y soberanos, respetándose mutuamente», afirmó.

El Papa reconoció que este objetivo requiere someter a «un diálogo abierto y a una negociación sincera» los puntos más espinosos del proceso de paz.

En particular, se refirió, a «las cuestiones relativas a los refugiados palestinos y a los asentamientos israelíes», «al problema de establecer fronteras territoriales y definición de la situación de los lugares más sagrados de la ciudad de Jerusalén».

«De ninguna manera se debe tomar una decisión de forma unilateral –afirmó–. Por el contrario, el respeto, el entendimiento mutuo y la solidaridad exigen que la senda del diálogo nunca sea abandonada. Ningún fracaso real o aparente debe llevar al desaliento a los responsables del diálogo y la negociación».

Iglesia católica-Estado israelí
Israel y la Santa Sede entablaron relaciones diplomáticas hace diez años, tras la firma de un Acuerdo Fundamental, que sentó las bases para las relaciones Iglesia católica-Estado israelí.

En estos momentos, como reconoció el mismo Santo Padre en su encuentro con el embajador, se está concluyendo un acuerdo relativo a cuestiones fiscales y económicas de las instituciones católicas en Israel.

El Santo Padre consideró que este clima de confianza puede llevar a solucionar los problemas de los cristianos en Tierra Santa, «como el acceso a los santuarios cristianos y a los santos lugares, el aislamiento y el sufrimiento de las comunidades cristianas».

Estos problemas, afirmó, han dado lugar al serio problema de «la disminución de la población cristiana ocasionada por la emigración».

En su saludo, el embajador Oded Ben-Hur agradeció a Juan Pablo II su extraordinaria contribución para facilitar el nuevo camino de relaciones entre la Iglesia católica y el pueblo de Israel.

Además, garantizó el compromiso del gobierno israelí para proteger los lugares santos para judíos, cristianos y musulmanes en Israel.

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ZENIT Staff

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