La persona, eje del pensamiento ético-político de Juan Pablo II

Publicado un libro con una introducción de Mijail Gorbachov

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MADRID, 10 febrero 2003 (ZENIT.org).- «El pensamiento ético-político de Juan Pablo II», de José Ramón Garitagoitia, es una reciente publicación que presenta la visión ética que tiene este Papa de los grandes temas sociales.

El autor del volumen, doctor en Ciencias políticas, ha puesto de manifiesto las implicaciones éticas del pensamiento económico, social y político de este Papa a través de sus discursos y escritos.

En el prólogo de la obra, publicada por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, de España (http://www.cepc.es), el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov confiesa su «gran respeto y admiración por el Papa, que en comparación con otras personalidades políticas y religiosas, presta una continua y profunda atención a la cuestión de la relación entre moral y política».

José Ramón Garitagoitia Eguía, ha explicado a Zenit que ha recibido otra carta de Gorbachov, en la que le valora el libro afirmando que «El Papa Juan Pablo II es uno de los más insignes representantes de la élite intelectual y política de la sociedad contemporánea, y su libro puede contribuir a una mejor comprensión de su pensamiento y de su acción».

El libro de Garitagoitia Eguía quiere «servir de guía a quienes, desde la actividad política, aspiran a configurar una sociedad más digna del hombre».

Según el libro, «en todo lo que Karol Wojtyla ha dicho y escrito encontramos datos suficientes para afirmar que en su pensamiento hay dos cuestiones claramente presentes, y ambas conectan con las grandes aportaciones del Concilio Vaticano II. Una de estas cuestiones es su continua atención por el hombre. La otra gran cuestión es la de la unidad que debe lograrse entre la fe y la experiencia diaria».

Garitaogitia subraya que «el magisterio de Juan Pablo II presenta una toma de postura neta a favor del hombre, entendido no genéricamente, a modo de naturaleza humana, sino de modo concreto. El Papa se pronuncia en favor de cada hombre, que debe ser respetado, defendido de sí mismo y del ambiente que le rodea, y confrontado con su verdadera imagen».

Sobre la cultura, Garitagoitia afirma que según este Papa, «cada hombre tiene, en efecto, su propia subjetividad y dignidad; vive en una cultura concreta, tiene sus experiencias y aspiraciones, tensiones y sufrimientos, así como sus legítimas esperanzas. Es en esta relación donde encuentra su razón de ser toda la actividad política, la cual –en última instancia– procede del hombre, se ejerce mediante el hombre y es para el hombre».

En lo que concierne a la política, Garitagoitia señala que en el Papa queda muy claro que «si la actividad política es separada de esta fundamental relación y finalidad se convierte, en cierto modo, en fin en sí misma, y pierde gran parte de su razón de ser. Más aún, puede incluso ser origen de una alienación específica; puede resultar extraña al hombre, caer en contradicción con la humanidad misma».

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ZENIT Staff

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