La persona y la Iglesia bajo asedio, alerta el presidente del episcopado argentino

Al abrir los trabajos de su 88ª Asamblea Plenaria

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SAN MIGUEL, martes, 9 noviembre 2004 (ZENIT.org).- La falta de respeto por la vida humana y múltiples ataques contra la Iglesia son amenazas que se están registrando en Argentina como en el resto del mundo, alertó el presidente de la Conferencia Episcopal del país.

En la homilía de la misa de apertura de la 88ª Asamblea Plenaria del episcopado del país, que comenzó el lunes en San Miguel, monseñor Eduardo Vicente Mirás –arzobispo de Rosario– no dudó en afirmar que atravesamos «un momento crucial de la historia, que reúne» las amenazas señaladas por el Papa en su discurso al Congreso Eucarístico de Guadalajara (Cf. Zenit, 17 de octubre de 2004).

«Se debilita cada vez más el respeto por la vida, sin atender el derecho primario e inalienable a vivir, que tiene todo ser humano desde su concepción hasta su muerte natural», aclaró monseñor Mirás.

«Contrariando este derecho, ratificado también por tratados internacionales, ya existen proyectos legislativos –denunció– que se amparan en la promoción de la mujer, cuya misión en la sociedad realmente es necesario valorar con eficacia, para afirmar con desatino que la vida del indefenso nonato puede ser deliberadamente descartada».

«Además vemos con angustia que renacen en la sociedad la indiferencia y la falta de solidaridad para con los que tienen menos o no tienen nada» –constató–, ya se trate del sustento, el «bien fundamental de la tierra» o «los bienes de la cultura».

En un contexto en que «la comunidad humana va perdiendo adhesión a los valores cristianos» hizo hincapié en que «se ha popularizado la tendencia a confinar la religión a la esfera privada, hasta tal punto que para muchos es irritativo y se hace intolerable que la Iglesia exponga públicamente la doctrina recibida, o la aplique en concreto a los problemas actuales».

En opinión del presidente del episcopado argentino, «parece que se ha puesto de moda mostrarse como anticatólico; se juzga distinguido hablar contra la Iglesia y su doctrina; y al difundirla por los medios, se pretende cobijar en la libertad de expresión la burla de lo sagrado que a veces llega hasta la blasfemia más torpe e indecorosa».

Ciertamente este panorama hace que «resulte más arduo ser cristiano», pero «en medio de esta confusión, el ser humano no deja de buscar el verdadero significado de la vida y el auténtico sentido de su actividad», advirtió el prelado a sus hermanos en el episcopado.

«Es responsabilidad de la Iglesia –recordó– llenar este vacío y sanar esta herida de la civilización, dando a conocer el mensaje de Jesús con todas sus consecuencias», una tarea para la que hoy «se hace especialmente necesario encontrar un lenguaje idóneo y atento a la sensibilidad del momento».

«Es misión de la Iglesia –añadió ante los obispos del país– predicar la enseñanza de Jesús, exponer públicamente la respuesta de la fe a los desafíos de la cultura y de las costumbres y aplicar a los problemas concretos de cada momento de la historia, la verdad inagotable del Evangelio».

«No podría [la Iglesia] renunciar a ello por ningún motivo –manifestó–, ni tampoco temer que se la tache de oscurantista por predicar su luminosa doctrina y dar a conocer su verdad liberadora».

Y es que la Iglesia es «el camino de la salvación, el ámbito de la Revelación de Dios y el lugar del encuentro donde los hombres puedan compartir y dialogar para buscar juntos, a la luz del evangelio y de sus aplicaciones sociales, la solución a los problemas de la comunidad humana», dijo monseñor Mirás.

«Por la eucaristía expresamos en nuestra vida y también manifestamos a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia, humana y divina a la vez», puntualizó.

La agenda de trabajo de la Asamblea Plenaria comprende, entre otras cuestiones, la atención de las necesidades eucarísticas del pueblo de Dios –en este año dedicado a la Eucaristía–, la propuesta de Pastoral Social sobre algunos de los problemas más urgentes, los desafíos en la formación de los candidatos al diaconado permanente y el acompañamiento de los ordenados y la celebración del 150º aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.

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ZENIT Staff

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