La primera entrevista del nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

El arzobispo Levada afronta las medidas asumidas por la Iglesia en Estados Unidos tras los escándalos

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 18 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- ¿Por qué ha elegido Benedicto XVI al arzobispo William J. Levada como su sucesor al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe?

El ex arzobispo de Portland y de San Francisco, California, monseñor William J. Levada, ha respondido a esta pregunta en su primera entrevista, reconociendo que puede haber sido decisivo la responsabilidad que tiene el prefecto de «ocuparse de cuestiones de abusos sexuales a menores, por parte de sacerdotes y clero».

La «explosión» del tema «en el escenario estadounidense en los últimos años», «puede haberle sugerido que no habría sido equivocado contar con alguien que tuviera un poco de experiencia en el tema», opina.

«Creo que el Papa quería a alguien que asumiera rápidamente el encargo de sucederle, también porque se quedó muy sorprendido de su elección –añade el prelado estadounidense–. Sabía que si esta Congregación se dejaba sin guía por mucho tiempo, el trabajo no hubiera progresado de modo eficaz».

En su primer diálogo con un medio de comunicación, «Radio Vaticano», monseñor. Levada ha explicado la manera en que los obispos de Estados Unidos están superando la crisis provocada por escándalos de abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero.

El ex arzobispo de San Francisco se muestra muy satisfecho sobre el estado de aplicación de las normas acordadas por la Conferencia Episcopal de ese país, en junio de 2002, en Dallas, para superar un desafío tan ingente.

«Desde que ha sido puesto en práctica se ha revelado un programa muy eficaz», afirma.

Los obispos de Estados Unidos se comprometieron a respetar en esa ocasión la Carta para la Protección de los Niños y Jóvenes, y las Normas para la gestión diocesana de los casos de abuso sexual de menores perpetrados por miembros del clero.

Monseñor Levada, que trabajó con el cardenal Joseph Ratzinger, como funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando éste fue nombrado prefecto en 1981, hoy forma parte de la Delegación ante la Comisión Mixta de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos para las citadas Carta y Normas, y el grupo de trabajo sobre los Católicos en la Vida Política.

El prelado ofrece detalles la dificultad que presenta el ministerio de los obispos en su país: «Tiene muchos aspectos, y uno de ellos es tratar con los sacerdotes cuya culpabilidad en el abuso de menores ha sido demostrada tanto recientemente como en el pasado».

Otro aspecto sumamente delicado, que hoy afrontan los prelados estadounidenses, es «cómo ser sensibles a las cuestiones que implican abusos sexuales, cómo saber en qué consisten, cómo informar sobre ellos, sensibilizar a los sacerdotes en este sentido, enviar las declaraciones tanto a las autoridades civiles como a las eclesiásticas».

«Las leyes estatales son muy diferentes de un estado a otro en Estados Unidos –aclara–. No hay un borrador de vademécum que vaya bien para todos, que diga cómo se debe responder a estas declaraciones y, sobre todo, a los casos legales que se inician».

«Actualmente, se está realizando una visita apostólica a los seminarios, pedida por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, como garantía añadida para que la gente cuenta con un punto de referencia objetivo para revisar los programas de los seminarios y las admisiones», sigue revelando.

«Tenemos también un programa de seguimiento, para ayudar a los obispos en las diócesis, con un procedimiento de verificación externa independiente, capaz de evaluar su programa para ver si hay algún punto débil y estar seguros de que se corrige», sigue revelando.

«Pienso de verdad que el programa es exactamente lo que se necesitaba –concluye monseñor Levada-. Siento que, con muchos hermanos obispos haya sido necesario adoptarlo bajo fuertes presiones, que haya habido una explosión de noticias, etc.».

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ZENIT Staff

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