La promoción de las vocaciones, una prioridad; según el Papa

Mensaje al Congreso que se celebra en Toronto

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CIUDAD DEL VATICANO, 19 abril 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha asegurado que la promoción de las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa es una misión «prioritaria» y «urgente» para la Iglesia.

El pontífice hace esta constatación en una carta enviada a los participantes en el Congreso de Norteamérica sobre vocaciones que está teniendo lugar en Montreal del 18 al 21 de abril, con un lema en tres idiomas: «Vocación, Don de Dieu, Given for God´s People».

La carta pontificia deja una consigna clara al Congreso: «es más importante que nunca situar el sacerdocio ministerial y la vida consagrada en la perspectiva del misterio de Cristo y de la Iglesia con el objetivo de poder responder eficazmente a los desafíos y a los problemas que nacen en el contexto social y cultural actual».

Vocación al sacerdocio
En su mensaje enviado a los más de 1.200 delegados de cada una de las regiones del norte del continente americano, el Papa subraya que el sacerdocio «no puede ser considerado como un llamamiento entre otros muchos; pues de él depende la realización y el desarrollo de las demás vocaciones».

«El sacerdote representa a Cristo en sus funciones de Jefe, de Pastor, de Sacerdote y Esposo y está llamado a actuar "in persona Christi Capitis» en los momentos más sagrados de su servicio a la Iglesia», aclara.

«Desde esta perspectiva –añade–, la promoción de las vocaciones al ministerio sacerdotal, ministerio que es uno de los elementos constitutivos de la Iglesia, adquiere un carácter totalmente prioritario».

«El Señor sigue llamando a numerosos jóvenes a este ministerio –afirma el Papa–, pero su voz con frecuencia es asfixiada por otras llamadas que por desgracia distraen el espíritu de los jóvenes, así como por ideas sobre el sacerdocio y sobre el ministerio sacerdotal que no son conformes a la fe y a la tradición eclesial».

Ante esta situación, el obispo de Roma propone una «acción pastoral capilar, capaz de presentar esta vocación en su integridad y de ofrecer ayudas útiles a aquellos que son objeto de la invitación del Señor». No es sólo una misión de los pastores, sino que este objetivo «constituye un deber urgente para todo el pueblo de Dios».

La visión del Papa no es pesimista. Constata que en los últimos años están aumentado las vocaciones al sacerdocio, y de hecho hay seminarios que se han llenado de jóvenes, «gracias, entre otras cosas, a la fecundidad vocacional de la Comunidades y Movimientos eclesiales surgidos recientemente».

Vocación a la vida consagrada
La segunda parte de la carta está dedicada a la promoción de las vocaciones a la vida consagrada (según los votos de pobreza, castidad y obediencia), que «sin formar parte de la estructura jerárquica de la Iglesia, constituye un don precioso para el crecimiento y la santidad del pueblo cristiano».

Los hombres y mujeres consagrados, explica el Santo Padre, tienen también «una misión particular que cumplir por el bien de todos». Por este motivo, «el problema de las vocaciones» religiosas (en estos momentos un problema más agudo que el de vocaciones al sacerdocio en las diócesis) «es un desafío lanzado directamente a estos Institutos, pero implica a toda la Iglesia».

«Además de la promoción de la oración por las vocaciones –concluye–, es urgente alentar intensamente, a través de un anuncio explícito y de una catequesis adaptada, a aquellos que están llamados a la vida consagrada para que den una respuesta libre, pero pronta y generosa».

Más información sobre el Congreso de Norteamérica sobre vocaciones en http://www.vocations2002.org/.

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ZENIT Staff

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