La reconstrucción tras el «tsunami» promueve el diálogo interreligioso

Caritas prosigue en la ayuda a largo plazo

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ROMA, miércoles, 5 octubre 2005 (ZENIT.org).- En el marco del reciente encuentro celebrado en Roma con representantes de «Caritas Internationalis» procedentes de las zonas del sureste asiático golpeadas por el «tsunami», se ha evidenciado cómo la mera ayuda humanitaria de los católicos abre senderos de diálogo interreligioso.

Esta cita reunió el 20 y 21 de septiembre a más de 60 delegados de organizaciones de «Caritas» de todo el mundo para revisar las iniciativas de asistencia de la Confederación en la India, Indonesia, Sri Lanka y Tailandia –los cuatro países más afectados– y proceder con los planes de reconstrucción y rehabilitación a largo plazo, un aspecto cuya importancia constataron.

Muchos participantes en la sesión afirmaron a Zenit que la diferencia de ayuda entre las organizaciones «seculares» y la de grupos católicos radica en los esfuerzos continuos de éstos últimos después de la primera oleada de asistencia por el desastre.

«No decimos que estamos reconstruyendo refugios o casas, sino que estamos reconstruyendo casas», confirmó a Zenit el padre Varghese Mattamana, subdirector ejecutivo de «Caritas India».

El obispo Joseph Prathan Sridarunsil, de la diócesis tailandesa de Surat Thani, describió que «actualmente reina una atmósfera de confianza y comunidad que hemos construido que trae un sentido de bienestar independientemente de los medios materiales disponibles para la gente».

«Caritas» ha reunido 450 millones de dólares estadounidenses para su acción de seguimiento «Capacity Program» tras el «tsunami». Además de la distribución de estos fondos por ayuda material entre las naciones, el organismo católico ha hecho hincapié en la implementación de proyectos de asistencia psicológica para hacer frente a los efectos del estrés post traumático en las zonas azotadas por el fenómeno natural.

«Es una concepción integral de casas, medios de subsistencia, asistencia psico-social, educación, organización de la gente y sostenibilidad a largo plazo», añadió a Zenit el padre Mattamana.

Y es que se está hablando habitualmente «de pescadores en zonas costeras que de origen llamaban al mar madre», aclaró. «Ahora se ha vuelvo contra ellos y se ha llevado a sus seres queridos. Es duro regresar al trabajo allí, incluso si se les proporcionan embarcaciones para hacerlo», apuntó.

Así que, «por ejemplo, una vez que habíamos completado nuestras operaciones de ayuda inmediata (3 meses) y temporal (6 meses) –encontrando alimento, vestido, refugio y asistencia sanitaria para más de 50 mil familias–, continuamos con la construcción de 12 mil casas a la vez que contratábamos psicólogos profesionales especializados en traumas», prosiguió.

Según informa el sacerdote, estos terapeutas han estado entrenando a sacerdotes, religiosas, docentes y asesores en diócesis indias para elaborar programas específicos para familias, si bien en algunos «casos agudos, como el de la mujer que se queda sentada junto a la tumba de sus hijos todo el día», se recurre a psiquiatras.

Por su parte, el obispo Joseph Prathan Sridarunsil afirmó que la aproximación pacífica, pero práctica, de la Iglesia católica también ha abierto, como jamás había sucedido antes, las puertas al diálogo en estos países multiconfesionales.

«Cuando enviamos nuestros equipos móviles de apoyo, no se trata de una cuestión de cantidad –de dinero o de un número de casas–, sino que es más importante el hecho de que somos un signo del amor de Dios para la gente», explicó a Zenit.

Tanto el prelado tailandés como el sacerdote indio se refirieron al temor inicial de otros credos a que los grupos católicos de ayuda pudieran estar allí «para convertirles». Ahora muchos se dan cuenta de que los grupos católicos se centran en respuestas concretas a sus necesidades, independientemente de credos o castas.

«Algunas denominaciones han intentado crear problemas en forma de proselitismo», «pero nosotros sencillamente buscamos crear diálogo a través de nuestras acciones», recalcó el obispo tailandés.

«El resultado es que nos dan la bienvenida –confirmó–. Se ven también musulmanes o budistas que comparten la propia vida con nuestro grupo, alaban al Señor de su fe por nuestra presencia y nos llaman hermanos y hermanas… Algunos hasta nos preguntan quién es este Dios benévolo que está detrás de nosotros».

La labor de «Caritas Thailandia», desde el punto de vista del diálogo, ha dado vida incluso a un servicio de oración interconfesional, ahora subvencionado por el gobierno, con ocasión del aniversario del «tsunami».

Resultados y desafíos de la acción post-tsunami de «Caritas»

Al término de la reunión en Roma, un comunicado del organismo internacional católico daba cuenta de que «trabajando estrechamente con las organizaciones comunitarias y gobiernos locales, la red de “Caritas” ha registrado importantes éxitos en los últimos nueve meses, respondiendo a las necesidades de la población y ayudando a las comunidades a retomar sus vidas».

«Caritas Sri Lanka» (SEDEC) ha recibido recientemente un premio del presidente del país que reconoce sus esfuerzos en la construcción de viviendas más resistentes. Se han construido unas 7.000 viviendas provisionales, mientras que ya se está planificando la construcción de otras permanentes.

En la India, se procede también con la construcción de viviendas. De acuerdo con «Caritas India», hasta el momento se han construido unas 3.000 viviendas provisionales. En el Estado de Kerala se han completado 68 viviendas, mientras otras 728 se están ultimando, y en Tamil Nadu unas 1.500 viviendas están en diferentes fases de construcción.

En Indonesia más de 73.000 personas se han beneficiado de la construcción de sistemas de provisión de agua y saneamientos, mientras unas 193.000 personas han recibido asistencia sanitaria en las clínicas y hospitales reconstruidos y equipados por los programas de «Caritas».

Citando otros logros, el comunicado reconoce que «entre los mayores desafíos que “Caritas” está afrontado en este periodo» destaca «la gestión de la reconstrucción a gran escala, las negociaciones sobre la disponibilidad y propiedad legal de terrenos, y garantizar que comunidades enteras se beneficien del proceso de rehabilitación post-tsunami».

Liz Stone, responsable de «Caritas Internationalis» para la emergencia «tsunami en Asia», insistió recientemente en la importancia de conseguir que el trabajo de «Caritas» se concentre, de manera prioritaria, en la reducción de la pobreza, pues hay «que mejorar la capacidad de las comunidades para proveer a sus propias necesidades básicas y mejorar sus medios de sustento».

«También es necesario tener presentes a aquellos que no fueron directamente damnificados por el “tsunami”», alertó; «esas personas viven en las mismas comunidades que otras que perdieron sus hogares, miembros de sus familias y medios de sustento, y ello ha afectado también a su propio futuro».

«Caritas Internationalis» (www.caritas.org) es una confederación de 162 organizaciones católicas de asistencia, desarrollo y servicios social, con presencia en más de 200 países y territorios.

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ZENIT Staff

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