La resurrección de Cristo da la certeza de que el mal no tiene la última palabra, asegura el Papa

El secreto de la paz interior, el perdón que Jesús ofrece en la confesión

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 12 abril 2006 (ZENIT.org).- En el Triduo Pascual que este jueves comienza, al revivir la pasión, muerte y resurrección de Jesús, los cristianos comprenden que el mal no tiene la última palabra, afirmó Benedicto XVI este miércoles durante la audiencia general.

Al dirigirse a los cuarenta mil peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice dedicó su intervención a comentar el sentido de los días santos que comienzan este jueves y concluirán el domingo de Resurrección.

«En el misterio del Crucificado se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su forma más radical», afirmó.

Para poder vivir una provechosa celebración de la Pascua, recordó el obispo de Roma, «la Iglesia pide a los fieles acercarse en estos días al sacramento de la Penitencia, que es como una especie de muerte y de resurrección para cada uno de nosotros».

La confesión, aclaró, «nos ofrece la posibilidad de volver a comenzar nuestra vida y de que este nuevo inicio se realice en la alegría del Resucitado y en la comunión del perdón que nos da».

Por eso, «conscientes de que somos pecadores, pero confiando en la divina misericordia», Benedicto XVI invitó a todos los creyentes a dejarse «reconciliar por Cristo para experimentar más intensamente la alegría que nos comunica con su resurrección».

«El perdón, que Cristo nos da en el sacramento de la Penitencia –aseguró–, es manantial de paz interior y exterior y nos hace apóstoles de paz en un mundo en el que por desgracia continúan las divisiones, los sufrimientos, y los dramas de la injusticia, del odio y de la violencia, de la incapacidad de reconciliarse para volver a comenzar de nuevo con un perdón sincero».

Sin embargo, dijo, los cristianos saben que «el mal no tiene la última palabra, pues quien triunfa es Cristo crucificado y resucitado y su victoria se manifiesta con la fuerza del amor misericordioso».

«Su resurrección nos da esta certeza –concluyó–: a pesar de toda la oscuridad que hay en el mundo, el mal no tiene la última palabra. Apoyados por esta certeza, podremos comprometernos con más valentía y entusiasmo por hacer que nazca un mundo más justo».

Benedicto XVI presidirá todos los actos litúrgicos del primer Triduo sagrado de su pontificado, que comenzarán en la mañana de este Jueves Santo, con la misa del Crisma, y culminará con la misa del Domingo de Resurrección y la bendición «urbi et orbi».

Como se pudo constatar en esta audiencia general, el número de los peregrinos que han venido a la Ciudad Eterna para vivir estos días junto al Santo Padre es superior a la media de años anteriores.

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ZENIT Staff

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