La salvación de Dios explica el diálogo interreligioso; según el Papa

Comenta el Salmo 86 en la audiencia general

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CIUDAD DEL VATICANO, 13 noviembre 2002 (ZENIT.org).- La salvación de Dios anunciada en la Biblia es el objetivo final de todo hombre y explica, por tanto, el diálogo interreligioso; aseguró este miércoles Juan Pablo II.

En Jerusalén, símbolo de la alianza entre Dios y su pueblo amado, todos los hombres pueden «descubrir sus raíces espirituales, sentirse en su patria, volver a encontrarse como miembros de la misma familia, abrazarse como hermanos, de regreso a casa».

Al encontrarse con más de siete mil peregrinos durante la audiencia general en la sala de las audiencias generales del Vaticano, el Santo Padre meditó en el Salmo 86, que presenta a Jerusalén precisamente como «ciudad de la paz y madre universal».

Esta realidad, añadió, «está por desgracia en contraste con la experiencia histórica que está viviendo la ciudad. Pero la oración tiene por tarea sembrar confianza y generar esperanza».

El pontífice continuó de este modo con la serie de meditaciones que desde hace más de un año viene ofreciendo sobre los cánticos del Antiguo Testamento que se han convertido en motivo de inspiración cotidiana para la oración de los cristianos.

Tras la encarnación, muerte y resurrección de Cristo la promesa de salvación de Dios queda simbolizada por la «Jerusalén de arriba», de la que habla san Pablo, la Iglesia.

Por este motivo, propuso el salmo como «página de auténtico diálogo interreligioso», pues «recoge la herencia universalista de los profetas y anticipa la tradición cristiana» que describe la Jerusalén celeste como «nuestra madre».

Por este motivo, afirmó el Papa el Concilio Vaticano II en la «Lumen gentium» (2) se presenta a la Iglesia universal como el lugar en el que se reúnen «todos los justos descendientes de Adán, desde Abel el justo hasta el último elegido». Tendrá su «cumplimiento glorioso al fin de los tiempos».

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ZENIT Staff

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