La sana laicidad no sacrifica la participación católica pública, precisa el Papa

En su encuentro con la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana

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CIUDAD DE VATICANO, jueves, 29 mayo 2008 (ZENIT.org).- En el marco de una sana laicidad, también los obispos están llamados a participar en el intercambio de ideas en la arena pública, recuerda Benedicto XVI.

En su encuentro, este jueves, con los participantes de la 58º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) -reunida en el Aula nueva del Sínodo, en el Vaticano–, el Papa recordó cuanto dijo, pocas semanas atrás, a los obispos estadounidenses.

«Como anunciadores del Evangelio y guías de la comunidad católica -repitió a los prelados–, estáis llamados también a participar en el intercambio de ideas en la arena pública, para ayudar a modelar actitudes culturales adecuadas».

Es la cuarta ocasión que, como obispo de Roma, el Papa Joseph Ratzinger se encuentra con la plenaria de la CEI, un momento de especial reflexión sobre la misión de la Iglesia en Italia y la vida del país.

De hecho, como constató en su discurso Benedicto XVI, Italia vive el deseo de «afrontar y resolver los problemas más urgentes y graves, y emprender una nueva etapa de crecimiento económico, pero también civil y moral».

«Como obispos no podemos dejar de dar nuestra contribución específica» en este contexto; «debemos ante todo decir y testimoniar con franqueza a nuestras comunidades eclesiales y a todo el pueblo italiano que, si bien son muchos los problemas que hay que afrontar, el problema fundamental del hombre de hoy sigue siendo el problema de Dios», advirtió el obispo de Roma.

Y es que «ningún otro problema humano y social podrá resolverse de verdad si Dios no vuelve al centro de nuestra vida», pues Él –subrayó– es «fuente de la esperanza que cambia el interior y no decepciona» y, por lo tanto, da «consistencia y vigor a nuestros proyectos de bien».

Por eso, ante los obispos italianos en esta ocasión, el Papa recalcó que «en el marco de una laicidad sana y bien entendida, es necesario resistir a toda tendencia que considere la religión, y en particular el cristianismo, como un hecho solo privado».

En cambio «las perspectivas que nacen de nuestra fe pueden ofrecer una contribución fundamental para aclarar y solucionar los mayores problemas sociales y morales de Italia y de Europa actualmente», confirmó.

En este momento la asamblea de la CEI dedica especial atención «a la familia fundada en el matrimonio», al aliento «de una cultura favorable a la familia y a la vida», a la petición «a las instituciones públicas de una política  coherente y orgánica que reconozca a la familia el papel central» que tiene en la sociedad, según cito el Papa.

«Fuerte y constante debe ser igualmente nuestro empeño -añadió, entre otros puntos- por la dignidad y la tutela de la vida humana en todo momento y condición, desde la concepción y desde la fase embrional a las situaciones de enfermedad y de sufrimiento, hasta la muerte natural».

Junto a sus hermanos en el episcopado, el Papa se alegró de la oportunidad que tiene la Iglesia en Italia de hacer uso de medios de comunicación «que interpreten diariamente en el debate público sus instancias y preocupaciones, de manera ciertamente libre y autónoma, pero en espíritu sincero de compartir».

Y expresó su felicitación por el 40º aniversario de la fundación del diario Avvenire.

De hecho, poco antes de entrar en el Aula del Sínodo, Benedicto XVI visitó, en el espacio contiguo, la exposición que celebra el cumpleaños del periódico católico. Le acompañaron los directivos del rotativo: el obispo Marcello Semeraro, Dino Boffo y Paolo Nusiner.

Por Marta Lago

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ZENIT Staff

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