La Santa Sede alberga una gran exposición fotográfica sobre la lepra

Una iniciativa para sensibilizar sobre el drama de 10 millones de personas

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CIUDAD DEL VATICANO, 2 nov (ZENIT.org).- En el contexto de la Exposición Misionera del Jubileo del año 2000, que tiene lugar en Roma, se inauguró ayer una muestra fotográfica sobre la lepra que durará hasta el próximo 12 de noviembre.

Se trata de imágenes en las que personas que padecen la enfermedad de Hansen narran su vida. La exposición puede verse en la Abadía de las Tres Fuentes y ha sido traída a Roma gracias a la colaboración de la Asociación de Amigos de Raoul Follereau.

Esta enfermedad es curable desde hace veinte años, sin embargo, como muestra la exposición, todavía no se han superado los seculares prejuicios que la acompañan. Estos prejuicios hacen todavía hoy diversa la vida de unos 10 millones de personas que padecen sus consecuencias.

Zilda Maria Borges, brasileña, presente en la exposición y comprometida desde muy pequeña en la ayuda de los marginados, contrajo la lepra a los 20 años. Ahora trabaja como voluntaria en el movimiento para la reinserción de los leprosos en la sociedad.

«Hablar de la propia experiencia es importante no sólo para mí –explica–, sino también para todas la personas que en Brasil y en todo el mundo sufren a causa de esta enfermedad. Nosotros creemos que la lucha tiene comenzar ante todo por nosotros mismos, pero para ello tenemos que recuperar nuestra propia dignidad. Necesitamos ayuda para poder cambiar. Para mi fue difícil al inicio; logre poder expresar todo esto después de 5 años de sufrimientos debidos a la enfermedad de Hansen».

La lepra, en estos momentos, está difundida sobre todo en los así llamados cinturones de pobreza, un área en la que 1.300.000 de personas viven con menos de un dólar al mes.

Chiara Castellani, médica y misionera laica en la República Democrática del Congo, presente también en la exposición explica: «El derecho a la salud es negado sistemáticamente, y esto no se debe a la falta de voluntad política, sino al hecho de que en la práctica no se puede garantizar, ya sea por las imposiciones del Banco Mundial, que obliga a todos los países endeudados a recortar los gastos sociales, ya sea a la situación de guerra, que provoca dificultades enormes para el aprovisionamiento. Sólo se pueden encontrar medicinas de pésima calidad, que no garantizan su valor terapéutico. La lepra no es más que uno de estos fenómenos, el símbolo quizá de una profunda injusticia social».

«De hecho –añade–, para que la lepra provoque un cierto tipo de invalidez se requiere que pasen al menos 15 años. Esto significa que, durante quince años, quien ha quedado inválido por la lepra, no ha tenido acceso a un tratamiento sumamente sencillo que, además, no es muy caro».

Cada minuto se registra un nuevo enfermo de lepra; 740 mil nuevos casos el año pasado, explican los organizadores de la exposición. Entre ellos, 80 mil son niños. Los países más afectados son India, con el 73 por ciento de todos los casos del planeta, seguida por Brasil, Birmania, Indonesia.

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ZENIT Staff

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