CIUDAD DEL VATICANO, 12 noviembre 2003 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha convocado del 13 al 15 de noviembre un congreso para afrontar la situación de 340 millones de personas en todo el mundo que padecen depresión, enfermedad que en el peor de los casos puede llevar al suicidio –con la pérdida de un millón de vidas al año–.
Conocer la depresión para derrotarla: es el objetivo que persigue la XVIII Conferencia Internacional –promovido por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud– para «arrojar luz sobre una de las más graves enfermedades de nuestros días», explicó el cardenal Javier Lozano Barragán en la presentación del encuentro este miércoles.
En su intervención ante la prensa, el purpurado mexicano –presidente del Consejo– reconoció que no hay que sorprenderse de que se defina la depresión como el principal «asesino» de nuestra época.
Y es que «la cultura postmoderna es una cultura vacía de valores, fundada en el bienestar y en el placer, en la que cuenta como meta suprema la ganancia económica», advirtió.
«La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos habla de fármacos para su tratamiento –explicó posteriormente a los micrófonos de Radio Vaticana–. Y nosotros sostenemos que los fármacos son buenos, pero que la depresión no es otra cosa que el miedo, en última instancia».
De hecho, para el purpurado «el hombre de la postmodernidad se ha hecho temeroso», y una de las causas más importantes, «si no la más importante», de la depresión «es el vacío de valores y el miedo a la muerte».
Ante esta perspectiva, «nosotros debemos dar una única respuesta que no niegue en absoluto la validez de los fármacos, pero que vaya más allá de éstos», afirma el cardenal Lozano Barragán.
«Nosotros no tenemos una invención, ni una teoría, sino un hecho histórico, la resurrección del Señor Jesús –explica–. Y afirmamos que la única manera para vencer la muerte es nuestra resurrección de Jesús por obra del Espíritu Santo».
Vivir, por lo tanto, la resurrección del Señor: «He aquí, en mi opinión, el mayor remedio, el más efectivo, contra la depresión», confirma el presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud.
Qué es la depresión, cómo la ve Dios y qué se debe hacer serán los puntos fundamentales de estos días de estudio en los que intervendrán, además del cardenal Lozano Barragán, el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos; el cardenal Paul Poupard, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, el cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo de Sevilla, y el cardenal Ivan Dias, arzobispo de Bombay.
A la Conferencia Internacional, que acogerá el Aula Nueva del Sínodo –en el Vaticano–, su sumarán otros arzobispos y obispos, el director del Departamento de Salud Mental de la OMS, el embajador de Taiwán ante la Santa Sede –Raymond R. M. Tai– y profesores y psiquiatras de distintos países.
En la presentación de la Conferencia Internacional, Joaquín Navarro Valls –director de la Sala de Prensa vaticana y también médico psiquiatra– advirtió como factor de riesgo de la depresión –una enfermedad «diferente de estados de ánimo como la tristeza»– «la vulnerabilidad que tienen algunas personas con determinados estilos de vida».
«Esto el médico puede analizarlo en el enfermo, pero no se cura sólo con “Prozac”, sólo con serotonina, sólo con elementos puramente biológicos», confirmó.
Se espera que el viernes por la mañana, Juan Pablo II reciba en audiencia a los más de 600 participantes en este análisis de la depresión a la luz de la fe.
