La Santa Sede denuncia el nuevo «racismo» que se sirve de la clonación

Pide la prohibición global de esta práctica (reproductiva o terapéutica)

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NUEVA YORK, 24 septiembre 2002 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha denunciado una nueva forma de racismo, según la cual, la vida de algunos seres humanos no sería más que medicina para otros. La clonación terapéutica sería su gran arma.

«Existe el riesgo de una nueva forma de racismo, ya que el desarrollo de esta técnica podría llevar a la creación de una «sub-categoría de seres humanos» destinados básicamente a la conveniencia de algunos otros», afirmó este lunes el representante de Juan Pablo II ante la ONU.

Por este motivo, el arzobispo Renato Martino, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, al intervenir este ante el Comité sobre un Tratado Internacional contra la clonación reproductiva de los seres humanos, reunido en Nueva York del 23 al 27 de septiembre de 2002, pidió prohibir globalmente toda clonación humana.

«Basándose en el estatuto biológico y antropológico del embrión humano y en los principios fundamentales morales y civiles –advirtió–, es ilícito matar a un inocente incluso cuando se trata de reportar un beneficio a la sociedad».

El nuncio apostólico aclaró que «la Santa Sede considera que la distinción entre la clonación «reproductiva» y la denominada «terapéutica» (o «experimental») es inaceptable».

«La distinción –siguió diciendo– enmascara la realidad de la creación de un ser humano con el fin de destruirlo para producir cadenas de células estaminales o para llevar a cabo una experimentación de otro tipo».

La clonación terapéutica añadió «sería una nueva y terrible forma de esclavitud. Por desgracia, no puede negarse que la tentación de la eugenesia todavía está latente, especialmente si la explotan los intereses comerciales. Los Gobiernos y la comunidad científica debe ser sumamente vigilante en este campo».

Por este motivo, aclaró, no son «aceptables moralmente» «los intentos de clonación humana para conseguir órganos destinados a los trasplantes», pues implican «la manipulación y destrucción de embriones humanos» al servicio de la salud de otras personas.

La Santa Sede no está en contra del progreso científico, añadió el prelado. «Respalda la investigación sobre las células estaminales de origen post-natal ya que este enfoque es una forma concreta, prometedora y ética para conseguir tejidos para trasplantes y terapia celular que podrían beneficiar a la humanidad».

«La Declaración Universal de los Derechos Humanos –concluyó– reitera la santidad de toda vida humana», y agregó que «el derecho internacional garantiza el derecho a la vida de todos los seres humanos y no solo de algunos».

Los gobiernos de Alemania y Francia han pedido oficialmente a la ONU que adopte un documento en el que se prohíba en todo el mundo la clonación reproductiva. El Comité reunido ahora en Nueva York está redactando este Tratado, que sin embargo no tiene en cuenta la clonación «terapéutica».

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ZENIT Staff

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