La Santa Sede estudia una Jornada mundial de Oración por Tierra Santa

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 16 enero 2008 (ZENIT.org).- Una Jornada de oración en todo el mundo católico por Tierra Santa: es la propuesta que estudia la Santa Sede a petición del Patriarca latino de Jerusalén y de los prelados de Europa y Norteamérica.

La iniciativa se dio a conocer este miércoles en Roma, en la rueda de prensa convocada por los obispos del «Grupo de Coordinación en apoyo de Tierra Santa».

Momentos antes, este grupo había celebrado un encuentro con el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, el cardenal Leonardo Sandra, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, y el secretario para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Dominique Mamberti.

Entre los prelados representantes del citado grupo –recién llegado de su anual visita a Tierra Santa, el obispo Joan-Enric Vives, de la Conferencia Episcopal Española, explicó a los medios: «El Patriarca pide, y creo que es una buena idea, que se designe una Jornada de oración en todo el mundo católico, cristiano, por Tierra Santa» y así «se ha pedido a la Santa Sede».

La decisión está por tomar, pero es posible «empezar a tener una jornada de oración, no sólo en el momento de la colecta por los Santos Lugares [el Viernes Santo], sino también una jornada de petición de la paz, en la unidad de la Iglesia con la Iglesia madre de Jerusalén», y sería de gran importancia, apuntó el obispo de Urgell, «llevarlo a cabo también en las diócesis y en las parroquias».

Representaría un inequívoco signo de solidaridad con la población cristiana, que afronta el drama de la emigración. En términos del Patriarca –recordó monseñor Vives–, la permanencia de los cristianos en Tierra Santa «es una vocación».

Es «una vocación de la Iglesia estar allí en el sufrimiento con el Señor» –profundizó–, un aspecto «un poco difícil de entender en nuestra sociedad secularizada, pero es la realidad: Nuestro Señor sufrió en Jerusalén, y la Iglesia madre de Jerusalén tiene este sufrimiento».

Pero es un deber –subrayó el prelado, miembro del Grupo de Coordinación– ayudar a los cristianos en la región, «sobre todo llevar sostenimiento y solidaridad» para que la eventual emigración sea una opción libre, no una constricción; igualmente para que puedan regresar a su tierra, si lo desean.

 

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Considera que se debe «pedir a los gobiernos que ayuden a la población para que pueda tener elección».

A su lado, por parte del episcopado francés, monseñor Michel Dubost dio testimonio del contacto directo con el triste fenómeno de la emigración en Tierra Santa, pero también del encuentro con mucha gente joven convencida de su derecho de permanecer allí, en su lugar de origen.

«Esto subraya la necesidad de desarrollar la economía para tener un futuro más seguro», indicó también el obispo de Evry.

Y precisó que los cristianos, que «son la minoría de la minoría», tienen una vocación muy amplia: «ser puente», «vínculo entre los judíos y los musulmanes».

Los cristianos tienen una gran capacidad para cumplir esta misión, pero «esto es posible sólo si existe justicia, porque muchos han visto su terreno ocupado, su casa destruida, y pienso que la paz tienen necesidad justicia», concluyó.

Como cada año, con su visita, la delegación de obispos europeos y norteamericanos, junto a la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa, busca apoyar a los cristianos de la región.

Es un camino continuo «de solidaridad y de comunión eclesial», porque la Iglesia de Jerusalén necesita el apoyo de toda la Iglesia, también «con las peregrinaciones», con el encuentro «de las comunidades cristianas concretas, que son el Cuerpo vivo de Jesús», recalcó monseñor Vives en declaraciones a Zenit.

Por Marta Lago

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ZENIT Staff

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