La Santa Sede hace sus propuestas para la Cumbre Mundial de la Infancia 2001

Intervención del «embajador» del Papa ante la Asamblea General de la ONU

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NUEVA YORK, 16 nov (ZENIT.org).- El representante de Juan Pablo II ante la sede las Naciones Unidas en Nueva York reconoció ayer que la Santa Sede ve con esperanza la Cumbre Mundial de la Infancia que está organizando esta institución para el mes de septiembre del próximo año.

La última Cumbre sobre la infancia había tenido lugar en 1990, un año después de la promulgación de la Convención sobre los derechos del niño. La Santa Sede fue uno de los primeros países en firmarla. Ahora, en el 2001, Naciones Unidas tratará de revisar la manera en que se pueden aplicar más eficazmente los principios en ella establecidos.

El arzobispo Renato Martino, observador permanente ante las Naciones Unidas, al intervenir ayer ante la Asamblea General, puso de manifiesto la atención particular que la Sede de Pedro dedica a este tema. Una atención que se hace concreta ahora en la participación continua con la que la Santa Sede sigue el calendario de reuniones previstos para la redacción de los documentos preparatorios del encuentro.

Martino recordó las históricas palabras que pronunció Pablo VI poco antes de morir ante los representantes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para denunciar las amenazas más urgentes que se ciernen sobre la infancia en el mundo entero: trabajo negro, conflictos armados, carencias afectivas, abusos por parte de la depravación de los adultos y, por último, la inyección gota a gota del «veneno» de «prejuicios e ideologías vacías desde la edad más tierna».

El arzobispo Martino, al intervenir ante la Asamblea General, puso ya sobre el tapete de la discusión aquellos problemas que más preocupan a la Iglesia y que quieren que sean discutidos en la preparación de la Conferencia.

Ante todo, explicó, hay que analizar «cómo es posible crear situaciones de paz en los conflictos armados, acabar con el hambre, proteger a la familia, promover la educación, acabar con el crimen, proveer una mejor asistencia sanitaria, alentar la estabilidad y mantener la seguridad».

Al mismo tiempo, monseñor Martino prometió que la Santa Sede insistirá en la Conferencia Mundial sobre la Infancia en que «los derechos de los niños dependen de los padres, de la familia y de toda la comunidad mundial».

«La promoción y la protección de los derechos humanos, así como las libertades fundamentales, sólo se puede dar si se reconoce el respeto de la dignidad humana compartida por todas y cada una de las personas», concluyó.

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ZENIT Staff

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