La Santa Sede insiste en la necesidad de acabar con las armas nucleares

Al intervenir ante la Agencia Internacional de la Energía Atómica

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VIENA, jueves, 5 octubre 2006 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha insistido en la necesidad de que el mundo se libere de las armas nucleares, y ha lanzado un nuevo llamamiento para que se apruebe y aplique el Tratado de No Proliferación Nuclear.

Al tomar la palabra en la sede de esta agencia, en Viena, el 18 de septiembre, monseñor Pietro Parolin, representante de la Santa Sede, presentó ese tratado «como base para continuar con el desarme nuclear y como un elemento importante para un mayor desarrollo de las aplicaciones de la energía nuclear para objetivos pacíficos».

«Dado que el Tratado de No Proliferación Nuclear es el único instrumento multilateral legal que existe actualmente, orientado a liberar al mundo de las armas nucleares, no es posible permitir que quede debilitado», exigió.

«La humanidad se merece toda la cooperación de todos los Estados en esta importante cuestión», subrayó.

En este sentido planteó la pregunta que formula Benedicto XVI en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Paz 2006: «¿Qué decir de los gobiernos que se apoyan en las armas nucleares para garantizar la seguridad de su país?»

«Junto con innumerables personas de buena voluntad, se puede afirmar que este planteamiento, además de funesto, es totalmente falaz. En efecto, en una guerra nuclear no habría vencedores, sino sólo víctimas», respondió el prelado citando al Papa.

«La verdad de la paz exige que todos —tanto los gobiernos que de manera declarada u oculta poseen armas nucleares, como los que quieren procurárselas— inviertan conjuntamente su orientación con opciones claras y firmes, encaminándose hacia un desarme nuclear progresivo y concordado», propuso el representante del obispo de Roma.

«El desarme es un paso en el camino de la paz y hoy más que nunca la paz es en última instancia el bien de las personas y la más elevada aspiración del género humano, aspiración que por desgracia está amenazada por las guerras y el terrorismo en muchas partes del mundo».

Por lo que se refiere a la cuestión del programa nuclear iraní, la delegación del vaticano reafirmó que «las dificultades presentes pueden y deben ser superadas a través de los canales diplomáticos, utilizando todos los medios con los que cuenta la diplomacia».

Al mismo tiempo consideró «que es necesario eliminar todos los elementos que objetivamente impiden la confianza mutua».

El representante del Papa felicitó al director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohamed El Baradei, por haber recibido en este año pasado el Premio Nobel de la Paz.

El servicio que esta agencia ha ofrecido a la comunidad en los últimos cincuenta años «promoviendo la no proliferación nuclear y contribuyendo al proceso de desarme nuclear merece el más elevado encomio», aseguró monseñor Parolin.

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ZENIT Staff

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