La Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas plenas con 174 países

Un instrumento para promover la cooperación con la autoridad civil

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 10 enero 2005 (ZENIT.org).- Los embajadores que escucharon el análisis de la situación internacional trazado por Juan Pablo II este lunes representaban a los 174 países con los que la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas plenas.

Además, entre los diplomáticos, se encontraban el embajador de la Federación Rusa, con la que el Vaticano todavía no tiene relaciones plenas, y el director de la oficina representativa de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Estaban también presentes los representantes de las Unión Europea y de la Orden de Malta, que tiene una soberanía propia reconocida internacionalmente.

Cuando Karol Wojtyla subió a la cátedra de San Pedro, en 1978, la Santa Sede mantenía relaciones diplomáticas con 85 países.

En el año 2004, la Federación Suiza ha decidido restablecer las funciones de su embajador ante el Vaticano, con carácter extraordinario y plenipotenciario, para reforzar sus relaciones con Roma, según se anunció con motivo de la visita papal en junio.

Los últimos países con la Santa Sede entabló relaciones fueron la recién nacida República de Timor Oriental y el Emirato de Qatar. En ambos casos, los acuerdos se firmaron a lo largo del año 2002.

En el año 2004, la Santa Sede ha firmado un acuerdo de educación católica con Eslovaquia (13 de mayo) y un nuevo concordato con Portugal (18 de mayo), según recordó este lunes un comunicado distribuido por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

Ha entablado también acuerdos con la Ciudad hanseática libre de Bremen (13 de mayo), con el land alemán de Brandenburgo (25 de mayo), con Eslovenia (28 de mayo) y con Paraguay (18 de octubre).

Un concordato, acuerdo entre las autoridades civiles y eclesiásticas sobre temas que les conciernen mutuamente, es un auténtico contrato internacional que vincula jurídicamente a las partes y que garantiza el derecho a la libertad religiosa y de culto de los católicos en los diferentes países.

Puede tratar de materias mixtas o específicas, tales como la asistencia religiosa a las fuerzas armadas, el matrimonio, la escuela católica, etc.

En las estipulaciones, el Papa –o su plenipotenciario– no actúa como soberano de la Ciudad del Vaticano, sino como cabeza de la Iglesia católica (Santa Sede) con el fin de dar un carácter estable y jurídico a la cooperación entre autoridad religiosa y autoridad civil.

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ZENIT Staff

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