CIUDAD DEL VATICANO, 7 abril 2002 (ZENIT.org).- La Santa Sede desmintió este sábado tener un plan concreto para acabar con el asedio de la Basílica de la Natividad de Belén, ocupada por milicianos palestinos y sitiada por el ejército israelí.
«No existe un plan de la Santa Sede para resolver la situación que se ha creado en la Basílica de la Natividad de Belén», afirmaba un comunicado de prensa distribuido por Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede.
El director de la Oficina de Prensa Vaticana aclaraba en la tarde del sábado: «Naturalmente el representante diplomático de la Santa Sede en Israel continúa con su apreciada obra de asistencia hacia todos los que sufren».
El comunicado se refiere a la labor desempeñada en estos momentos por el arzobispo Pietro Sambi, nuncio apostólico en Israel y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina, quien realiza una intensísima obra de ayuda a palestinos e israelíes.
«La Santa Sede desea que en Belén y en toda el área se acepten por todos tanto los principios ya expresados por vía diplomática como las resoluciones de las Naciones Unidas, nuevamente reconfirmadas», concluye el comunicado vaticano.
Poco antes, agencias de prensa afirmaban que monseñor Sambi había presentado un plan concreto de mediación de la Santa Sede para evitar el baño de sangre.
El padre David Jaeger, portavoz de la Custodia franciscana de Tierra Santa, calificó este domingo como positivo, en declaraciones a la agencia misionera Fides, un plan de solución al asedio de la Basílica revelado por el diario israelí «Ma’ariv» citando fuentes palestinas. El proyecto propone el traslado de los milicianos palestinos a una región de Gaza.
La basílica de la Natividad de Belén se encuentra asediada desde el martes pasado por el Ejército israelí, después de que unos doscientos milicianos palestinos, en su gran mayoría armados, se encerraran en el recinto sagrado.
Algo más de treinta religiosos franciscanos se encuentran en el convento anexo corriendo el riesgo de ser víctimas de dos fuegos. Cuatro de ellos, en difíciles condiciones de salud, pudieron abandonar la casa religiosa el viernes. En el convento se encuentran también cuatro religiosas franciscanas.
