La Santa Sede pide a los obispos implicarse con fuerza en el ámbito caritativo

Como parte de su responsabilidad en la evangelización, aclara el cardenal Cordes

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 21 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Es necesario que toda la Iglesia, empezando por los propios obispos, se impliquen activamente en las obras caritativas. Así lo manifestó el cardenal Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio Cor Unum al término de su un viaje a Estados Unidos.

El cardenal Cordes había asistido en Baltimore a la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal estadounidense, donde habló sobre la Deus caritas est, y donde mantuvo un encuentro sobre las obras caritativas que la Iglesia católica mantiene en el país.

El purpurado advirtió este jueves a su regreso, a los micrófonos de Radio Vaticano, contra un doble riesgo: «por un lado, que los obispos tengan la sensación que las obras caritativas ‘marchan solas’, y por otra, que los organismos que las llevan a cabo se alejen de la misión de la Iglesia».

«Es necesario que los obispos recuperen su responsabilidad hacia la evangelización, de la que la acción caritativa forma parte», explicó.

El presidente de Cor Unum recordó que la encíclica Deus caritas est «subraya la responsabilidad del propio obispo para que la caridad sea una obra claramente eclesial. No pueden delegar completamente en otros: debe dejarse ayudar, pero recordando siempre que es él la persona decisiva en la obra caritativa».

Para el cardenal Cordes, «hoy existe en el mundo una gran sensibilidad hacia el mandamiento del amor al prójimo», por lo tanto «no es casualidad que el Papa escogiera este argumento para su primera encíclica».

«Con ella ha querido lanzar un mensaje: si uno ama al prójimo, es porque antes ha sido amado por Dios. Por tanto, es necesario comunicar una dimensión de fe a este humanismo, a esta filantropía», explicó.

Actualmente, de forma particular en los países de Occidente, existe una «tentación de secularismo» en las organizaciones caritativas católicas, una «tendencia a separarse de la misión eclesial», debido a que deben ocuparse mucho de aspectos puramente administrativos, explicó el purpurado.

«Esta nueva orientación que tiende a la funcionalidad, a los efectos sociales, no necesariamente implica un interés por la fe», añadió.

En este sentido, la Deus caritas est es muy importante, indicó, pues «subraya que la misión de la Iglesia tiene dos caras, la de proclamar la Palabra de Dios y la de hacer el bien, es decir, experimentar que Dios ama a su pueblo».

El cardenal Cordes recordó la propuesta de su dicasterio de realizar ejercicios espirituales con los responsables de las Cáritas americanas, en Guadalajara (México) «La experiencia fue tan positiva que estamos pensando repetir la experiencia en Asia el año que viene», afirmó.

Respecto a la actual situación de crisis económica, el purpurado afirmó que, aunque por ahora no se ha notado un aumento de peticiones de ayuda a su dicasterio, sí está afectando a la escasez de liquidez.

Además de la ayuda enviada recientemente a Bukavu para ayudar a las víctimas de la geurra en el Congo, el cardenal Cordes recordó la ofrecida por su dicasterio a los afectados por las últimas catástrofes naturales, como el terremoto de Pakistán, el huracán que ha afectado a Cuba y Haití, y los afectados por el terremoto que recientemente sacudió a China.

«Este último caso ha sido una novedad, y a pesar de que las relaciones de China continental con la Iglesia no son muy fáciles, la ayuda del Papa ha sido muy bien recibida», concluyó.

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ZENIT Staff

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