La Santa Sede propone al Gobierno español una política de orientación de la inmigración

Declaraciones del arzobispo Agostino Marchetto a Zenit

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ROMA, viernes, 15 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Ante el drama que se repite a diario en las aguas que separan África de España, en las que numerosísimas personas arriesgan o pierden la vida por alcanzar las costas europeas, un representante de la Santa Sede pide al gobierno español que aplique políticas de amplio alcance.

El secretario del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes, el arzobispo Agostino Marchetto, ha confesado a Zenit su preocupación por esos «hermanos y hermanas en Cristo que escapan a condiciones terribles sólo para encontrar pocas esperanzas de refugio en España».

«El Gobierno español está tratando de arreglárselas ahora con este fenómeno intentando frenar la llegada de emigrantes indocumentados –dice–. Pero pienso que es más necesario orientar su llegada».

El funcionario vaticano de 66 años indicó que un obispo español, miembro de su Consejo Pontificio y de la Comisión episcopal de Migraciones en España, está ayudando a coordinar programas pastorales de acogida.

«Es un esfuerzo para ayudar a los emigrantes a aclimatarse, o para, poco a poco, integrarse en la nueva sociedad», añade el arzobispo Marchetto.

Citando la instrucción pastoral de 2004 de su Consejo, «La caridad de Cristo hacia los emigrantes», el prelado recordó: «La emigración suscita una verdadero interrogante ético, la búsqueda de un nuevo orden económico, para una más equitativa distribución de los bienes de la tierra».

Tal reordenamiento económico, según el arzobispo Marchetto, podría reducir la necesidad de la gente de emigrar de sus países en conflicto.

Incluso los políticos están dándose cuenta cada vez más de esta necesidad, señala, apuntando que se habla ahora de organizar una reunión entre la Unión Africana y la Unión Europea para debatir modos de ayudar al desarrollo económico de los países de África, una iniciativa que la Santa Sede vería con buenos ojos.

El peso de la emigración sin embargo no debería recaer exclusivamente en los países de destino, indicó el arzobispo Marchetto. «La potencial posibilidad de concederles la ciudadanía no debería ser considerada sin el debido respeto que los emigrantes deberían tener por cumplir sus deberes y por el principio de la ley vigente en los Estados que los acogen», añadió.

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ZENIT Staff

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